La última gran ofensa de la corona británica a Meghan Markle

Casi un mes después del nacimiento del Príncipe Archie, el Palacio de Buckingham modificó su certificado de nacimiento. Te contamos por qué

Adrián López
Adrián López

Redactor digital de Lecturas

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Meghan Markle (41 años, que vive sus horas más bajas después de que su acuerdo de 20 millones de euros con Spotify fuera relegado a una vía muerta, ha sufrido un nuevo varapalo por parte de la Casa Real Británica, que no ha dudado ni un segundo en tomar una drástica decisión con la mujer de Harry. 

De sobra es sabido que el príncipe y su mujer son unos grandes fans de los apodos. Además de los que ambos se dicen cariñosamente (Harry se refiere a Markle como 'M' y ella llama a su marido 'H'), la hija de la pareja, Lilibet; que fue nombrada así por el mote de la propia reina Isabel, tiene también su propio lindo sobrenombre: Lili. De hecho, incluso su área de juegos tiene su propio título: 'Lili Land'. Pero no solo eso, el príncipe Guillermo llama a su hermano 'Harold' posiblemente porque Harry es más corto. Eso sí, a pesar de todos los apodos que se les va ocurriendo a la familia real británica, técnicamente falta el de Meghan, que no aparece en el certificado de nacimiento de su hijo, el príncipe Archie, ya que después de su nacimiento el Palacio de Buckingham 'dictó' un cambio en el documento oficial.

La ofensa de la corona británica a Meghan Markle

De acuerdo con lo publicado por diferentes medios británicos, entre los que se encuentra The Sun, la casa real británica habría decidido eliminar el 5 de junio, casi un mes después del nacimiento de Archie (el 6 de mayo de 2019) el nombre completo de Meghan Markle de la partida de nacimiento de su hijo Archie para sustituirlo, al igual que pasó con Diana de Gales tras su separación de Carlos, por 'Su Alteza Real la Duquesa de Sussex', seguido por su ocupación como Princesa del Reino Unido.

Una modificación, en el documento que sorprendentemente no ha afectado al registro del nacimiento oficial de la segunda hija de la pareja, Lilibet Diana, donde el nombre de Meghan sí sigue figurando de forma completa (Rachel Meghan Markle) y no tiene mención alguna a títulos reales, al igual que ocurre en el caso del padre, Harry. Además, según cuenta la prensa internacional, este cambio no habría sido solicitado por ninguno de los progenitores sino por Buckingham Palace, la institución que organiza la vida, agenda y destino de la familia real inglesa.

Kate, Guillermo, Harry y Meghan

A Kate Middleton sí le permitieron poner su nombre en los certificados de nacimiento de sus tres hijos. 

GTRES

Además, según los informes publicados por The Sun, este cambio de nombre ha sido un movimiento sin precedentes de la familia real, ya que a Kate Middleton, que en el momento del nacimiento de Archie ya había dado a luz a sus tres hijos, sí se le permitió usar su propio nombre en los certificados de nacimiento, aunque había un detalle insólito en el del Príncipe George que causó un poco confusión. Tras la modificación, Omid Scobie, biógrafo real y amigo de Harry y Meghan, quiso aclarar y confirmar que los padres no han tenido nada que ver con esta decisión: "El cambio de nombre en los documentos públicos en 2019 fue dictado por el Palacio, como lo confirman documentos de altos funcionarios del mismo. Esto no fue solicitado por Meghan ni Harry, duques de Sussex". 

Las peores horas de Harry y Meghan 

Además del estancamiento con la aplicación musical y los rumores de crisis matrimonial, Harry y Meghan se enfrentan a una dura situación con Netflix, donde se puede ver la docuserie sobre su historia de amor, ya que creen que sus deslucidas ideas y estrategias no tienen suficiente interés como para mantenerlos en nómina.

Desde que entregaron las llaves de Frogmore Cottage, su único hogar en Inglaterra, el matrimonio se ha quedado paralizado mientras observan con dolor cómo el tren de los Windsor avanza a toda velocidad sin ellos. Los Sussex pensaban que su decisión de abandonar la familia real y empezar una nueva vida en California era su billete para el éxito y que podrían conseguir la atención de Hollywood, pero Estados Unidos y su industria no se ha dejado impresionar y la pareja se ha encontrado en un entorno bastante hostil

Y en medio de toda inesperada situación laboral en la que además su productora se viene abajo, parece que la pareja ha tomado la decisión de vender su mansión por 12 millones de dólares porque habrían tenido algunos problemas en su nuevo vecindario, ya que les habrían prohibido la entrada en un club privado cerca de su casa. Queriendo permanecer además en Estados Unidos, la idea además es impulsar de nuevo la carrera de Meghan como estrella del cine y televisión. Eso sí, si no les llega una oferta que les convenza, no descartan quedársela como segunda vivienda mientras se van a Malibú.

Además, muchos son los rumores que aseguran que las cosas no están bien en el matrimonio. Así como la posibilidad de que Harry deje a Meghan es impensable, no hay la misma certeza sobre la ambiciosa exactriz. En su entorno, ella ha dejado claro que está centrada en su futuro y se niega a hacer comentarios sobre historias que, para ella, son agua pasada. ¿Veremos una pronta separación?