El 4 de junio de 2022, Shakira (46 años) anunciaba en redes sociales su separación de Gerard Piqué (36 años) tras casi doce años de relación y dos hijos en común. Para el mundo fue una bomba informativa difícil de digerir y, desde el minuto uno, empezó una oleada de reacciones e informaciones sobre los motivos, cómo se encontraban y qué iban a hacer a partir de ahora. Sin embargo, para ellos era el punto de inicio para empezar a cerrar una historia de amor que ha acabado con un malísimo sabor de boca, y así poder cerrar página.
El abogado del proceso de separación de Shakira y Piqué habla por primera vez
La pareja firmaba un acuerdo de separación centrado, sobre todo, en el bienestar de las personas más importantes para ellos. A pesar de las diferencias, del dolor, la decepción, el enfado y las ganas (que no faltaban) de bombardearse, sus hijos se convirtieron en su principal punto en común, pero también en su más importante escollo. Al respecto de este proceso que duró siete largos meses, Ramón Tamborero, abogado que representó a una de las partes, concretamente, al novio de Clara Chía (23 años), ha arrojado luz sobre lo que ocurrió de puertas adentro de la durísima negociación, y ha confirmado ahora el grueso importante del pacto.
En los puntos pactados sobre la custodia de los pequeños, Piqué llegó a aceptar que vivieran con su madre en Miami, aunque con la condición de que figurara por escrito las visitas de su padre y los periodos en los que estarían con él. Por el momento, esa mudanza no se ha materializado a consecuencia de los problemas de salud del padre de Shakira.
La "inteligencia" y el sacrificio de la expareja por llegar a un acuerdo
Interpelado sobre si ve teniendo a su cliente y a su exmujer teniendo una relación cordial cuando pase más tiempo, el abogado afirma que no lo ve una "utopía", e incluso señala que esta pareja ha cumplido con las expectativas, tal y como se ven en las estadísticas de divorcios. "¿Nos divorciamos mucho? Los primeros diez años, poco; luego se dispara. A veces hay segundo hijo para evitarlo, y eso solo acelera el divorcio", afirma con esta reveladora frase.
En noviembre, después de firmar el acuerdo de separación, los dos representantes legales de la expareja coincidían en que ambos habían hecho un gran sacrificio por sus hijos. Tamborero, durante una reciente entrevista en La Vanguardia, ha subrayado aquellas palabras. "Ambos han demostrado gran inteligencia. Han hecho un gran esfuerzo en bien de sus hijos, que no fuesen los protagonistas", ha valorado en dicho medio.
No fue nada fácil. Shakira y Gerard no querían ni verse, han sido meses con los ánimos muy caldeados, las peticiones del uno hacia el otro los llevaban a veces al límite, y tampoco ha favorecido el hecho de que el exfutbolista ha compaginado este delicado asunto con su deseo de afianzar y dar normalidad a su relación con Clara Chía. A pesar de todo, no han sido estas las razones que han prolongado siete meses el proceso de acuerdo por la custodia de sus hijos. Es que, en realidad, había mucho en juego para todos.
¿Por qué se prolongó tanto la negociación?
"Ha requerido una negociación de siete meses. El acuerdo era complejo y precisó de reuniones preparatorias", una práctica dentro de la normalidad en casos donde hay menores. Tamborero ha contado también que si bien, la reunión definitiva, "duró trece horas", la firma no fueron más que quince minutos. Precisamente para que esos quince minutos se desarrollaran con los menores contratiempos, se tuvo que pasar por todos esos pasos, aunque muchos fueran realmente incómodos para la de Barranquilla y el padre de sus hijos.
Y así llegó esa misma tarde de noviembre, el escueto comunicado conjuntos de Shakira y Piqué: “Hemos firmado un acuerdo que garantiza el bienestar de nuestros hijos y que se ratificará en el juzgado, como parte de un trámite meramente formal. Nuestro único objetivo es aportarles la mayor seguridad y protección, y confiamos en que se respete su intimidad. Agradecemos el interés mostrado y esperamos que los niños puedan continuar con sus vidas con la privacidad necesaria, en un entorno seguro y tranquilo”.
Así como ya Tamborero dijo entonces, “ambos han hecho un gran esfuerzo por llegar a un acuerdo y así evitar a los niños un procedimiento contencioso. Era una línea roja para ellos”. Sus palabras ahora van en la misma línea y subrayan aquellas: "Es mejor un mal pacto que una buena sentencia. Lo repito a mis clientes: una vez ya firmado vuestro convenio de divorcio, os aconsejo meterlo en un cajón… ¡y a dialogar!".