Los tres ‘nacimientos’ de Fabiola Martínez: el secreto de su resiliencia en los momentos más difíciles

Fabiola Martínez, a lo largo de sus 50 años, le ha tocado nacer varias veces. Tres para ser más exactos. La primera, la de todos, el alumbramiento primigenio en una familia venezolana que siempre la adoró. Pocas personas vuelven a nacer, pero, en su caso, tuvo que volver a hacerlo dos veces más.

Fabiola Martínez ha sido muchas cosas, modelo, presentadora, colaboradora, madre, activista… pero, por encima de todas ellas, ha sido una, superviviente. Superviviente de las circunstancias más adversas, y de lo envites más duros. Y ella ahí, sin romperse. Haciendo “curas de llanto”, como le gusta llamarlas, pero sin quebrarse. Quizás no se lo podía permitir, quizás es su carácter. Pero todo ello ha dado como resultado un cóctel explosivo que se traduce en una fuerza arrolladora capaz de seguir nadando aunque la orilla parezca lejana. Ella sabe que, con insistencia y buena actitud, siempre acaba pisando tierra firme.

Fabiola Martínez, superviviente de malos tratos

Odia victimizarse o presentarse como una víctima. Su actitud, desde luego, no lo es. Siempre ha tenido carácter y ha sido fuerte, lo cual no fue impedimento para que una de sus primeras parejas cruzara todos los límites con ella. Fabiola Martínez contó a la revista Lecturas que sufrió malos tratos por parte de un novio. Un tipo que hizo de su vida un verdadero calvario y que llegó a amenazarla con matarla.

De lo que más se alegra es de haber dejado esa relación a tiempo. Él era un tipo con problemas con alcohol y drogas y sabe que, con el tiempo, acabó en la cárcel.

Ella punto el punto y final a su relación cuando este, en una discusión, la agarró por el cuello y le amenazó con quitarle la vida. Ah” decidió que ese noviazgo tenía que acabar ahí. Cortó todo vínculo con él y fue entonces cuando volvió a nacer. Su segundo nacimiento.

“Siempre me dicen, ‘eres muy valiente, muy fuerte’, como halagando esa fortaleza, y yo pensaba, ‘si supierais todo veríais de dónde sale esa fortaleza’. Tú misma aprendes a defenderte y a mirar a la vida de frente, a la cara”, nos reconoció hace solo unos meses.

El fin de un matrimonio y un nuevo renacer

Tras eso conoció al hombre con el que ha mantenido la relación más importante de toda su vida, Bertín Osborne. Fue durante un trabajo en el que ella hacía de modelo y él preparaba su nuevo trabajo discográfico. “Estaba fundido por ella”, dijo el artista. Fabiola Martínez también se volvió loca de amor y juntos tuvieron dos hijos. Y esto, recuerda, tampoco fue sencillo. Ella quería ser madre sí o sí, y él no estaba demasiado por la labor. Ya tenía tres hijas mayores y su prioridad no pasaba por repetir la experiencia de la crianza. “Le dije: 'Solo me casaré para ser madre, sino, seguimos como estamos'. Él me dijo que no quería ser padre otra vez, pero luego lo sopesó. Me dijo que no me podía pedir que renunciara a ser madre”. Y tuvieron a dos niños estupendos que se convirtieron en el motor de sus vidas.

Tras veinte años juntos el matrimonio llegó a su fin. Los roces, las diferencias, el desgaste de la convivencia lo erosionó todo. “Fue la mejor decisión”, sopesa la colaboradora. “Soy la madre de sus hijos y eso nos va a unir siempre, y yo me he hecho conocida gracias a ser su mujer, pero quiero que la gente me conozca cómo soy”, nos contó. Su verdadera manera de ser. Su tercer nacimiento: el público, en el que se reveló como una mujer valiente y con carácter. Divertida, independiente y fuerte. Derribar todo lo que se creía de ella y todos los clichés que llevaba años arrastrando.

Fabiola Martínez se despide de un año que no ha sido fácil. Ha dicho adiós a su trabajo en la televisión, su ex marido estrenará nueva paternidad y ha tenido que escuchar testimonios de otras mujeres que aseguraban haber estado con él mientras aún estaba casado. Difícil bocado. A cualquiera se le habría atragantado el 2023 pero ella sigue masticando. Por suerte, la Fabiola Osborne renacida se muestra en paz y en calma. Esto le ha traído su último nacimiento: disfrutar de la madurez de los 50 con la vitalidad y la fuerza de una recién llegada a la vida.