Toñi Moreno entrevista a Concha Velasco, en exclusiva: "Mi amor imposible fue Manolo Escobar"

"He de reconocer que estoy nerviosa porque voy a entrevistar a uno de mis mitos –y no soy nada mitómana–, pero enseguida consigue relajarme: “Tú pregunta lo que quieras, que yo te contestaré lo que me dé la gana”. A sus 80 años Concha Velasco está de vuelta, aunque en realidad siempre lo estuvo: “Fui por delante de los que querían hablar sobre mi vida porque lo contaba yo primero. Todos los que podrían hablar de mí, están muertos”. Vive en San Chinarro en un pequeño piso que está muy lejos de ser una de las casas que compartió con Marsó, y que mostraba en las revistas cuando era una máquina de hacer dinero. “Es la peor casa que he tenido y donde voy a morir, pero es la verdad, y quiero que la gente lo vea”, dice. Yo prefiero que no muestre más de lo que debe una estrella".

Concha Velasco ha superado una decisiva prueba en lo que respecta a su salud, después de haber tenido coronavirus. Afortunadamente, ha sido uno de los casos sintomáticos, pero ha sido el confinamiento lo que más la ha hecho sufrir. "Me ha matado", se lamenta ante Toñi, "tengo problemas de movilidad en las piernas por culpa de la cadera. Me estaban sacando un líquido y tuvimos que parar por el covid".

A pesar de todo, es una mujer incombustible y ya piensa en subirse a las tablas. Lo va a hacer protagonizando 'La habitación de María', la obra escrita y dirigida por su hijo Manuel. Cuestión que Toñi ha aprovechado para ponerla 'a prueba'. "¿Qué hubiese pasado si tu hijo te presenta la obra y no te gusta?", la interpela Moreno, a lo que Concha, con su fina ironía y mucha sabiduría, le suelta: "Si no me hubiese gustado la obra le hubiese dicho que hiciera algo más fácil… O que tengo el coronavirus…". Y entonces, le sale la vena de madre: "Todo menos hacerle daño".

"Los ochenta me ha sentado fatal. Me han caído como un tiro", admite enfática, pero natural, despertando la ternura de Toñi. Y es que no hay nada como escuchar a tu mito admitir sus vulnerabilidades, al fin y al cabo una demostración como pocas de fortaleza. "De repente he sido consciente de que soy una persona de riesgo y que no tengo posibilidades de recuperación. Con setenta años me operaron y me lo quitaron todo… Me dijo el médico que todo estaba aquí [se señala la cabeza] y yo lo entendí a la perfección, así que me lo pasé estupendamente… Pero no como crees ¡eh!... Porque mi vida se acabó con Paco Martínez Socias", sentencia con un punto de amargura.

Concha Velasco ha hecho un gran trabajo de perdonar sus cuentas pendientes con los demás y consigo misma, aunque algunas han sido más difíciles y dolorosas que otras, como la que implicaba a su marido Paco Marsó. "Después de él, no volví a tener ningún novio, ningún amante… Nada de nada. No fue un buen marido, y no lo fue nunca pero… El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra… Yo quería que fuese como no era, y ahí estuvo mi error. Quería que fuese fiel y a él le gustaban mucho las mujeres".