Por CONCHI ÁLVAREZ DE CIENFUEGOS
¿Había alguien más hecho el uno para el otro que Tim Burton y Helena Bonham Carter? No. Tan excéntricos, con sus propias normas y sin dejarse llevar por lo que los demás decían u opinaban de su relación. El que parecía un cuento de hadas (de hadas oscuras y góticas, claro) se ha terminado por romper ahora que acaba el año.
Nunca llegaron a casarse, tenían dos hijos y pasaron juntos 13 años, en los que éxitos como ‘Big Fish’, ‘Alicia en el país de las maravillas’ o ‘Sweeney Todd’ se sucedieron. Él la dirigía a ella y ella tenía garantizado, mínimo, un rodaje cada dos años. Un chollo. Se amaban y también se admiraban, pero su relación, como todas, tenía sus reglas. Cada uno adoraba mantener su independencia, algo que compartían con otras parejas históricas como Diego Rivera y Frida Kahlo, quienes vivían en casas separadas, unidas por un pasaje para cuando necesitaran del otro. Tim y Helena habían copiado el mismo sistema. Ella decía que los ronquidos de su pareja no la dejaban dormir y por eso se vio obligada a buscar un hogar separado.
Mantenían este sistema de viviendas separadas desde el 2010, pero siempre dejaban bien claro que su separación sólo era física y no emocional. Seguían queriéndose y en sus apariciones derrochaban complicidad. Ha llovido mucho desde entonces. Ahora la pareja parecía no entenderse igual de bien y según la revista People, habrían llevado vidas separadas (románticamente hablando) desde principios de año.
Pero aún siguen siendo grandes compañeros y se profesan un gran cariño, el mismo que les está sirviendo para hacer su ruptura lo más civilizada posible por el bien de sus hijos, de 7 y 11 años, con los que tienen la custodia compartida.
Parecían haber encontrado la horma de su zapato, pero esta ha terminado por no ser la correcta. ¿No los veíais juntos toda la vida?