Se marchó a vivir a ella en los años sententa. Entonces, la situación económica de Teresa Rabal era muy diferente a la actual. Villa Renata, cuyas puertas abrió a Lecturas hace algún tiempo, era la 'niña de sus ojos' donde residían todos sus recuerdos. Lamentablemente, hace un año, la artista se vio obligada a vender su adorado inmueble. 

Durante casi cuatro décadas fue su palacio destinado a las memorias familiares. A las que ella creó junto a su marido y sus hijos, y donde también albergaba tantos y tantos detalles de las carreras de sus padres, Paco Rabal y Asunción Balaguer.

En 2017, Teresa posaba feliz, tras vencer un cáncer de mama, en su querida casa y nos mostraba ilusionada cada rincón de la misma como si se acabara de mudar a ella. Ahora las deudas con Hacienda han hecho mella en su economía y para no dejar a sus hijos un solo pufo ha querido deshacerse del que fue su refugio, donde vivió con su marido hasta la muerte de este.