'Viva la vida' ha comenzado el primer programa del año este sábado con sus colaboradores haciendo balance de este insólito 2020. Terelu Campos no dudaba en reconocer que al margen de lo obvio (la pandemia), a nivel personal lo peor había sido la enfermedad de su amiga Mila Ximénez, a quien está más unida que nunca.
Minutos más tarde era su hija, Alejandra Rubio, quien confesaba a Emma García que el Fin de Año había sido "muy aburrido". La joven, de 20 años, cenó en casa de Terelu Campos con su tía, Carmen Borrego, y su abuela, María Teresa Campos, una celebración muy diferente a la que están acostumbradas. Pero sin duda, lo que más ha sorprendido es que al parecer, la colaboradora no dejó de llorar en toda la noche: "Les decía dejad de llorar, alegría todo el mundo", rememoraba Alejandra.
Terelu Campos reconocía la escena y es que es una mujer muy sensible y este año ha sido especialmente intenso para ella: "Me emocioné porque he vivido algo que no voy a olvidar", expresaba visiblemente compungida a la vez que se decidía a narrar por primera vez cómo vivió el confinamiento junto a María Teresa Campos.
"Sentir el miedo y ver como ella sentía miedo por su edad... No salí de casa en dos meses. Cuando volví a trabajar estaba temblando, no quería que nadie me tocase", recordaba. Pero ha sido su última declaración la que ha dejado con la boca abierta a todos y es el tiempo que Terelu Campos lleva sin fundirse en un abrazo con su hija Alejandra.
Aunque es cierto que comparten encuentros y tiempo en televisión, la colaboradora intenta mantener la recomendada distancia de seguridad con la joven para evitar problemas mayores: "Llevo 10 meses sin darle un beso a mi hija", confesaba con evidente pena y es algo que espera que le devuelva este 2021: "Quiero salud y que se hagan realidad unas ilusiones que tengo, además, de la felicidad de mi madre", sentenciaba sin querer dar más detalles al respecto.