Terelu Campos (59 años) decidió el pasado domingo que su aventura en 'Supervivientes 2025' había terminado. La presentadora, que ha dejado atrás numerosos miedos en 18 días en Honduras, ya había amagado en varias ocasiones pero esta vez ha sido la definitiva. La madre de Alejandra Rubio ha puesto fin al reality y ha asegurado que aunque su mente se encuentra en perfecto estado su físico le ha jugado una mala pasada porque lleva "escondiendo un deterioro importante" desde hace mucho tiempo.
Feliz, contenta y con muchas ganas de volver a España (donde le esperan numerosos proyectos laborales como su obra de teatro), Terelu se ha enfrentado por primera vez a un espejo. Ataviada con su traje de baño rosa, la hermana de Carmen Borrego se ha puesto frente a su reflejo para valorar lo que ha cambiado físicamente durante casi veinte días de experiencia: "Un poquito de color tengo", comienza diciendo.
"Tengo picaduras por todos lados. ¡Madre mía! Por favor, este pantalón me quedaba justo justo", continúa diciendo mientras mira cómo la prensa ahora le queda un poquito más grande que antes. "Ostrás, qué pelo. Parezco una loca. Soy una cerda, claro que solo me he lavado la cabeza un día. Eso sí que no me lo podía yo imaginar", asegura.
Mirándose fijamente y tocándose la barriga, Terelu tiene muy claro que ha perdido peso: "Parece que he perdido mi seña de identidad. ¿Dónde está mi tripa? Y mejor no mirarme el culo porque esto es para llorar. Este pellejo es para llorar. Me veo la cara como más fina. Pues nada, un nuevo look, que nunca está de más. Y escuchad, ahora ya no voy a tener tanto miedo de que me pillen los paparazzi. Que me pillen como les de la gana", dice feliz la ya exsuperviviente.

Terelu Campos se mira frente al espejo.
Telecinco
Tras este momento tan íntimo en el que se ha dado cuenta de que no pasa nada por tener un cuerpo diferente y que te vean los fotógrafos, la madre de Alejandra Rubio ha podido disfrutar de un desayuno muy azucarado: chocolate y porras. "Huele como a algo frito", dice con los ojos tapados para luego comenzar a comer.
"Esto es cacao. Esto os juro que sí es cacao. Y leche fría", relata mientras se prepara su vaso. "Esto es gloria bendita. Aquí todo esto es gloria bendita. No son las que me traía mi abuela Concha pero da igual. Yo hubiera podido sobrevivir aquí con solo un cola cao al día. Este lo compartiría con Anita o Ángela. Todos se han portado bien conmigo pero Ponce de manera especial. Eso sí, cuando llegue a Madrid yo me quiero tomar el colacao conmigo misma, para qué voy a mentir. En mi mesa de la cocina y el periódico", expresa.
La hermana mayor de las Campos, que se atrevió durante el puente de las emociones a decir lo que pensaba de Carlo Costanzia, también brinca en esta despedida de 'Supervivientes' por ella misma y por todo lo que ha logrado: "Brindo por mí porque no sé ni cómo me tiré del helicóptero y porque he sido capaz de venir. En el fondo agradezco a la persona que me dijo si era capaz. Dije sí, pero siempre sabiendo que nunca iba a ser concursante. No quiero ser un lastre para nadie. Lastres los he soltado todos. Yo brindo siempre con la derecha que eso lo sabe todo el mundo", explica con su vasito de leche con cola cao.
La carta de Terelu a su yo del futuro
Antes de comenzar la experiencia la hija mayor de María Teresa Campos escribió una carta a sí misma que ha leído ahora que sabe que por fin regresa a España. "Querida Terelu espero que cuando leas estas palabras sientas que has superado muchos de los miedos que tanto te han condicionado la vida: miedo a los insectos, al mar en el que tú naciste y que con el paso de los años tanto respeto le has cogido... Espero que os hayáis reconciliado", comienza narrando. "Bueno un poquito sí", se contesta.
"La vida me ha puesto a prueba muchas veces pero esta vez he sido yo quien lo ha hecho voluntariamente. Ya he vivido gran parte de mi vida y he hecho bien. Nunca pensé que fuera capaz de dormir en la playa y en la arena. Todos detestaban la noche, a mí me encantaba. Ver esas estrellas, ¡madre mía! En mi vida he visto un cielo así. Desgraciadamente no he conseguido algunas cosas que puse aquí: me hubiera gustado ser capaz de pescar. Me voy con esa pena aunque he conseguido otras muchas cosas: pelear con mi cuerpo. He conseguido ponerme un ermitaño en la mano, eso ni me lo creo", dice muy emocionada.
Terelu también está muy feliz de haber podido "convivir" con personas que no conoce de nada: "Me siento muy orgullosa de la convivencia y me siento bien, diría que bastante bien, conmigo misma", concluye.