Cuando Terelu Campos (57 años) y Pipi Estrada (68 años) se conocieron, saltaron chispas. La atracción fue inmediata y durante dos años protagonizaron una de las relaciones más mediáticas. Lo cierto es que este romance no solo puso patas arriba sus vidas, sino, también, las de su entorno. El periodista rompió su matrimonio de más de dos décadas con Teresa Vieira (68 años), la mujer con la que había tenido dos hijos, y se lanzó en picado a vivir esta historia de amor. Así, es normal, que el nombre de la presentadora saliera a la palestra en el primer cara a cara televisado entre Teresa y Pipi. Fue en ‘Pesadilla en el paraíso 2’, y la conversación tomó unos derroteros que pocos esperaban.
“Nos conocimos con 21 años. Éramos unos niños”. Pipi Estrada y Teresa Vieira se casaron con toda la ilusión del mundo y, durante 25 años, fueron una pareja entregadísima. “En un momento de mi vida se cruza una historia, cambia todo. Atrás quedan 25 años. Hemos estado un paréntesis de dos años de máxima tensión. Superados esos dos años donde uno se libera de la pasión y del deseo, ve la vida desde otra óptica”, contó el padre de Borja Estrada. Mientras duró el noviazgo, Pipi y Teresa vivieron en un clima de absoluta tensión. Él le había sido infiel con otra mujer, y la trabajadora de una conocida aerolínea se sentía profundamente traicionada. “Fue duro, en el avión tenía que oír muchas cosas…”, pero no hay nada como el tiempo para superar una ruptura. “Al año dije: ¡Qué a gusto estoy!”.
Teresa Vieria tiene claro que no volvería con el padre de sus dos hijos ni por todo el oro del mundo. “No regresaría con él ni harta de vino, porque como pareja fue un desastre”. Pipi Estrada confesaba haber sido “muy travieso” y si ahora mantienen buena relación, todo es debido al buen hacer de su ex mujer. No es de extrañar que solo tenga palabras buenas para ella. “Se merece mi cariño, mi respeto y mi admiración porque es una madraza enorme, porque es una mujer con letras mayúsculas y siempre me tendrá para lo bueno y para lo malo”.
Consideran que, después de todo lo vivido, siempre estarán unidos. “Ella tiene su vida, yo la mía, pero siempre seremos familia”.
A pesar de que la infidelidad de Pipi propició la ruptura, lo cierto es que Teresa no le guarda rencor. Pasó página y entendió que sin él, como ella misma reconoció, estaba mejor. Centrada en ella, su profesión y en sus dos hijos. Con el tiempo solo ha quedado cariño. Y mucha ironía, la misma que usa Vieira para recordar los últimos meses de su relación con Pipi.