Hace 21 años, la vida le cambiaba por completo a Eugenia Martínez de Irujo y a su entonces marido, el torero Fran Rivera. Ese día llegó al mundo su hija Tana, la niña de los ojos de la duquesa de Montoro, con la que mantiene una relación ya no solo de madre e hija sino de dos verdaderas amigas.
Tana había reunido a unas pocas amigas en el restaurante El Viajero, en el barrio de La Latina, en Madrid, cumpliendo todas las restricciones sanitarias por la pandemia. En el momento en el que las jóvenes estaban cantándole a Tana el 'Cumpleaños feliz' y hacía su aparición una camarera con la tarta y las velas, Tana miró hacia la puerta y gritó: "¡Mi madreee!". La hija de Eugenia y Fran se levantó de la silla como su tuviera un resorte y salió corriendo en dirección a la tarta.
Y no es que la tarta fuera espectacular, sino que, en ese mismo instante, su madre irrumpía en el establecimiento. Tana no tenía ni idea de la pequeña sorpresa que su madre le tenía preparada. Eugenia y Tana se abrazaron –sin problemas, ya que conviven en el mismo domicilio–, y muy emocionadas.
"Eres lo mejor de mi vida @tana_rmi ❤️ ", escribió Eugenia en su cuenta de Instagram junto a un pequeño vídeo en el que podemos ver la escena protagonizada por madre e hija y la emoción de Tana, a la que le saltaron las lágrimas, al ver allí a su madre, a la que no esperaba, "Te quiero, ratón... Siempre juntas", fueron algunas de las cariñosas palabras que Eugenia dedicó a su única hija.