Hasta que consiguió tener en sus brazos a su hija Shaila, nacida por gestación subrogada, lo que vivieron Tamara Gorro y su marido, el futbolista Ezequiel Garay, fue una carrera de obstáculos. Una experiencia dura porque todo eran bolas devueltas y porque ha tenido que aguantar un chaparrón de críticas y de comentarios perversos.
La presentadora de Mediaset estuvo en 'Sábado Deluxe' defendiendo la gestación subrogada y pidiendo que se legalice en España. Pero, sobre todo, fue muy reveladora una experiencia durísima que nunca había explicado ante las cámaras nunca. Tamara y Ezequiel hicieron todo lo posible por adoptar a una niña española con Síndrome de Down que fue rechazada por su madre, pero todas sus ilusiones quedaron por tierra, cuando no se lo permitieron. "Estando en Rusia, una amiga me dice que una chica a la que conozco, pero con la que no tengo amistad, ha dado a luz. Me dicen que la niña ha nacido con Síndrome de Down y no quiere a la niña. La abandona. La niña tiene escasas horas", cuenta Gorro aguantando la emoción, pero visiblemente afectada. "En ese momento, mi marido y yo hablamos con nuestros abogados a ver qué podemos hacer, porque yo quiero a esa niña. Yo hablo con la madre de la criatura, y me da la tutela. ¿Sabéis lo que nos dicen? "Ponte a la cola", seguía contando Tamara. La 'influencer' no se rindió y siguió removiendo "cielo y tierra para descubrir en qué casa-cuna estaba esta niña". "Lo que pedimos fue que hasta que fuera adoptada, nos dejaran hacernos cargo de todo: medicamentos, médicos y cuidados. ¿Sabes lo que me dijeron? Que no. Eso es lo que duele", pronunciaba con amargura y se lamentaba que "nunca lo he contado, pero parece que tengas que contar las cosas para que se deje de atacar y se deje la demagogia".
Tamara se ha defendido también de quienes, como Cristina Fallarás, presente en el debate de 'Sábado Deluxe', defienden la postura de que las madres, padres y parejas que recurren a los vientres de alquiler y a mujeres sin recursos de "países pobres" usan "el cuerpo de la mujer para tener hijos". También para defenderse de quién lo llama "prostitución" o quienes le han repetido una y otra vez por qué no adopta. "¡Ya está bien! Yo no estoy abusando del cuerpo de nadie", gritaba indignada Tamara Gorro. "Creo que hay una enorme falta de información sobre este tema", le decía a Jorge Javier.
La colaboradora de televisión habló también de la madre gestante de Shaila y contó cómo fue el nacimiento. "Mi gestante tiene tres carreras y una posición económica incluso puede que mejor que la mía. No digo que mi marido, sino que la mía. Lo hizo por ayudar", ha contado, "El día que nació Shaila, estábamos la familia de mi gestante y mi familia celebrándolo, ¿qué tiene de malo?", interpelaba como una leona.
Pero hasta llegar a ese momento, Tamara tuvo que recorrer un duro camino lleno de trabas y de burocracia. "Yo he intentado adoptar en España, en Portugal y en Rusia. En Rusia me encuentro que debo tener un contrato de trabajo de dos años. No lo tengo y mi marido, por ser deportista, tampoco. En Portugal, colaboro con orfanatos y me encapriché de una niña y ella de mí y, lógicamente, debía pasar por un proceso. Comencé el proceso, pero nos fuimos a Rusia. Me voy a España, a mí país, al que todo lo debe poner fácil y donde decís que hay no se cuántos de miles de niños abandonados", ha acabado de decir en su sentido e intenso discurso.