Tamara Falcó no paraba de sonreír. ¿El día más feliz de su vida? Probablemente. Si no, el más sufrido. Y es que llegar hasta su boda con Íñigo Onieva ha sido duro, complicadísimo, podríamos decir, pero, desde las ocho y media de la tarde, la pareja ya está casada.
La novia avanzaba por el altar con el velo tapándole el rostro, el velo que Íñigo Onieva ha retirado con delicadeza cuando el sacerdote, amigo de los dos, ha dicho eso de “ya puedes besar a la novia”. Ha sido una ceremonia emotiva, en la que la madrina, Carolina Molas, apenas ha podido contener las lágrimas. Tamara Falcó, a pesar de todos los tropiezos, ha podido tener la boda de sus sueños. Y ella, con lo creyente que es, había puesto mucha dedicación a que la ceremonia fuera, sencillamente perfecta. Para ello, además de los tres sacerdotes que la han hecho posibles, entre ellos el Padre Cruz, responsable de que se dieran una nueva oportunidad, los familiares que han leído en la preciosa homilía que ha puesto el vello de punta a los novios. Las encargadas de las lecturas han sido las hermanas de los contrayentes, Xandra Falcó y Chábeli Iglesias por parte de Tamara, y Alejandra Onieva, por el lado de Íñigo. La música clásica, a cargo de un coro diocesano, ha puesto la banda sonora a este momento que quedará grabado para el recuerdo tanto de Tamara Falcó como de Íñigo Onieva.
Retrasos y emoción a raudales en la boda de Tamara Falcó e Íñigo Onieva
Los invitados han tenido que esperar. La novia y su familia no estaban preparadas, así que los asistentes han tenido que aguantar la demora con un aperitivo que se había dispuesto por si ocurría una espera de estas características. Finalmente, y con Íñigo ya en el altar, Tamara Falcó, del brazo de su hermano Manuel, ha recorrido el camino que le llevaría hacia su marido, y lo ha hecho avanzando tranquila y segura. La misma seguridad que ya mostraba horas atrás cuando abandonaba la casa de su madre, donde ha pasado sus últimas horas de soltera.
La música clásica ha sido el vehículo que ha servido de nexo de unión de todas las lecturas y partes de la ceremonia. Por supuesto, no han faltado las anécdotas a los novios, como cuando el Padre Cruz ha desvelado cuándo conoció a Tamara (en Croacia, visitando uno de los santuarios preferidos de la marquesa) o la Carta a los Corintios, un clásico infalible en todas las bodas; que, en esta, ha sido leída por Chábeli.
El diseñador de su polémico vestido, ese que ha sido diseñado y cosido a contrarreloj, Wes Gordon, Director Creativo de Carolina Herrera, ha estado pendiente en todo momento. No es para menos. La pieza era otra protagonista más del evento. Así que el americano ha cuidado todos los detalles para que la creación nupcial luciera lo mejor posible.
El momento de mayor emoción de Tamara Falcó durante la ceremonia
Celebrar su boda en un sitio como El Rincón es un homenaje en sí mismo. Un recuerdo a Carlos Falcó, padre de Tamara y fallecido en 2020 debido a la crisis sanitaria que provocó la covid-19. La novia habría querido que fuese su padre quien le llevase al altar, pero su figura ha estado presente en todo el enlace. Además, por si celebrar el 'sí, quiero' en su lugar preferido, el palacete en el que vivió tantos años, no fuese suficiente; en un momento de la ceremonia, el sacerdote también ha tenido un pequeño guiño con el difunto marqués.
Tras morir su padre, Tamara Falcó obtuvo el marquesado de Griñón. Todos los títulos de Carlos Falcó fueron distribuidos entre sus cinco hijos, Manuel, Xandra, Tamara, Aldara y Duarte. Así como sus propiedades, la ya mujer de Íñigo Onieva tenía especial interés en quedarse el Palacio de El Rincón, y, tras negociar con sus hermanos este pasó a ser propiedad de ella y de Manuel.
El día como siempre lo soñó, con el hombre por el que lo ha apostado todo. Así ha sido la espectacular boda de Tamara Falcó, un auténtico sueño, que ha vencido mil vicisitudes hasta verse convertido en una realidad.