Vaya verano más ajetreado ha tenido Tamara Falcó. No ha parado entre bodas, retiros espirituales, comilonas, el estreno de su docurreality, y, por fin, unos días de relax junto a su novio, el empresario Íñigo Onieva. Tamara e Íñigo se han reunido en Sotogrande, donde la pareja tiene numerosos amigos, y allí han estado apurando los últimos días de vacaciones de este verano.
A bordo de una lancha o compartiendo comidas tan típicas del sur de España como los espetos de sardinas, Tamara e Íñigo han recuperado el tiempo en que han estado cada uno por su lado. Íñigo ha estado de viaje con sus amigos por Turquía y Líbano, mientras que la marquesa de Griñón viajó a Medjugorje, en Bosnia, donde realizó un retiro espiritual, pues esa ciudad es un conocido lugar de peregrinación.
Antes de estos viajes, la pareja asistió a dos importantes bodas de la familia de Tamara, la de su primo, el marqués de Cubas Álvaro Falcó, hijo del fallecido Carlos Falcó, y la de otro de sus primos, este por parte de madre, Álvaro Castillejo Preysler, hijo de Beatriz Preysler Arrastia, la fallecida hermana de Isabel Preysler, por lo que esta ejerció de madrina en la boda de su sobrino. En ambas bodas, Tamara se fue a casa con el ramo de la novia, lo que sin duda mete algo de presión a la hija de Isabel, aunque ella no se ha dado por aludida. Así que, por el momento, ni rastro de boda. En septiembre, Tamara e Íñigo celebrarán su segundo aniversario como novios. ¿Será entonces el momento en el que anuncien su compromiso matrimonial?