Este verano ha sido uno especialmente doloroso y duro para la familia Goyanes Lapique. El 7 de agosto se despertaban con la terrible noticia del fallecimiento de Carlos Goyanes, el patriarca de la familia que les dejaba en su casa de Marbella a los 79 años de edad a causa de un infarto. Mientras se recuperaban de este golpe, la vida volvía a complicarse para todos ellos cuando Caritina Goyanes fallecía unos días después, el 26 de agosto, a causa de otro infarto. La hija mayor del fallecido y de Cari Lapique dejaba a su marido y a sus hijos a los 46 años, sumiendo a todos sus familiares en la más absoluta tristeza. Isabel Preysler (73 años) es una de las amigas de Cari más longevas, habiendo vivido todo tipo de situaciones juntas, por lo que su hija, Tamara Falcó (42 años), no ha querido evitar acordarse de Caritina en su última aparición pública.
Tamara Falcó se abre sobre Caritina Goyanes
Hablando con ‘El Español’ en el último desfile de 'Pedro del Hierro', firma a la que Tamara está muy unida desde hace tiempo y que este año celebra su 50 aniversario, la prensa quiso preguntarle por esta horrible pérdida, algo que Tamara calificaba como “tristísimo. Yo no soy madre, pero mi madre se puede poner en la piel de Cari... perder a un hijo es lo más triste que te puede pasar. Ha sido todo muy rápido”, comentaba.
Además, la marquesa de Griñón quiso sacar su lado cristiano a flote y recordó la enorme fe que tenía Caritina: “Es verdad que Cari había tenido la gran suerte de encontrar su fe hace cuatro años y tenía una fe súper sólida. Yo creo que eso mismo lo ha transmitido a sus hijos en estos momentos. Estoy siguiendo lo que pone Antonio en Instagram y la tienen muy presente. Ahora hay que acompañar aquí a su familia”, afirmaba, afectada.
Sobre sus recuerdos con Caritina, Tamara la conocía desde que eran niñas, momento en el que la llamó mucho la atención la belleza de Goyanes: “Ella era un poquito mayor que yo y la recuerdo en el club. Era la niña más guapa de todos. Llegó con su pelo largo, rubio... recuerdo que era pequeña y pensé: "¿Quién es esa niña?". Después fuimos coincidiendo, pero eso siempre se me quedó grabado”, reconoció.
Tamara se abre en canal sobre su posible embarazo
Dejando este tema tan triste a un lado, Tamara también respondió sin problemas a las preguntas de los periodistas sobre su posible maternidad, algo que es uno de sus grandes deseos y que lleva tiempo intentando de todas las formas posibles. Recientemente la veíamos acudiendo a un centro especializado en métodos de fecundación, pero de momento no se ha confirmado que el matrimonio haya conseguido esta meta, de la que ella quiso hablar en este evento: “Nada nuevo en el frente y con calma. Después es verdad que tengo muchas amigas que están en este mismo proceso y parece que todo el mundo tiene sus propias fórmulas. Ahora mismo acabo de recibir los test de mi microbiota, que creo que es fundamental. Tengo una médica buenísima. Me he hecho todas las pruebas y está todo bien”, aseguraba.
Sobre este delicado asunto, Tamara confirmó haber sentido una gran presión a la hora de convertirse en mamá por parte de su madre, Isabel Preysler, que lleva mucho tiempo queriendo ser abuela: “Parece que tiene más interés que yo. Lleva metiéndome prisa 20 años. Si por ella fuera... Cuando no tenía novio, me decía que no iba a ser abuela. Recuerdo que una amiga suya había tenido ya dos nietos y entonces mi madre se agobió porque ella no tenía ninguna. De repente Chabeli tuvo dos y Enrique otros dos. Y dijo: "Ya he doblado". Mi madre es competitiva hasta con eso. Ahora ya está muy tranquila”.
Tamara y su primer año de matrimonio con Iñigo Onieva
Recientemente hemos podido ver a Tamara e Iñigo celebrando sus primeros doce meses de casados en París, donde festejaron su amor por todo lo alto y en uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Desde que se diesen el ‘sí, quiero’ no han dejado de viajar, algo que seguramente se deba al espíritu aventurero de Onieva, al que le encanta explorar y descubrir mundo.
De hecho, la propia Tamara comentaba en el mencionado medio lo activo que es su marido: “Los fines de semana a mí no me gusta hacer nada. Me gusta ponerme Netflix y ya. A Íñigo le encanta irse a dar paseos de tres horas. Menos mal que la bicicleta es un deporte que puede hacer él solito. Ahora se ha apuntado a un triatlón y es imposible que yo siga ese ritmo. Gracias a este tipo de cosas he descubierto la sierra de Madrid y un montón de sitios”.