Tamara: "Al principio, con Mario, pensé: 'Un premio Nobel, qué pereza"

Tamara Falcó recibió a Bertín Osborne en su casa, bautizada por Alfonso Ussía como 'Villa Meona', por sus –ahora sí lo sabemos con certeza– 14 cuartos de baño, uno de los datos que la hija de Isabel Preysler y Carlos Falcó desveló a Bertín. Tamara estaba algo nerviosa, pero no lo suficiente como para no revelar detalles hasta ahora inéditos de su familia, como que su hermano Enrique "ha mutado" desde que es padre o que su madre se enamoró perdidamente de Miguel Boyer, motivo por el cual dejó a su padre.

Sentados en un sofá junto a la piscina cubierta de la casa –hay otra exterior– Bertín y Tamara conversaron y quedó evidente que a Tamara le encanta hablar y que poco hay que hacer para tirar del hilo y que ella cuente y cuente cosas que, quizá, su madre no hubiera contado jamás. Por ejemplo, cuando apareció Mario Vargas Llosa por primera vez en casa. "Mami nos dijo a Ana y a mí que iba a venir a comer un amigo. Era un sábado y los sábados nunca se arregla, pero ese día apareció empelucada y arreglada y yo ya le dije a Ana: "A mami le gusta Mario. Aquí hay tomate". Ana me dijo que no, que solo era un amigo, pero yo enseguida me di cuenta. Por eso cuando salió en las revistas, yo hacía meses que lo sabía. Y Ana se fue a decirle a mami "pero si tú me dijiste que solo érais amigos". Y yo le dije a Ana, "¿lo ves?, ya te dije que aquí había tomate". Su relación con Mario es muy buena, aunque Tamara reconoció: "Al principio pensé, vivir con un premio Nobel, qué pereza".

Tamara habló de lo bien que se lleva con todos sus hermanos. Tiene cuatro por parte de la familia Falcó y cuatro por parte de su madre, Isabel Preysler. De Enrique explicó que "siempre fue un súper gamberro, por eso cuando empezó a cantar sus canciones románticas mis amigas me decían, "ay, tu hermano, no sé qué..." y yo les decía "¡es mentira, todo es mentira!". Ahora que es padre, Enrique ha mutado, es otro".

Tamara era muy niña cuando sus padres se separaron. No se enteró de mucho, pero sí recuerda "la soledad". "Mi padre era un hombre de campo y mi madre era de otra manera. Se quisieron mucho, pero faltó ese 'click' que sí hubo con tío Miguel. Mi madre se enamoró perdidamente de tío Miguel y por eso se acabó el matrimonio de mi padre, pero se llevan estupendamente". Recordó cómo se conocieron sus padres. "Estaban en una fiesta y mi padre se tenía que ir. Mi madre le dijo: "Ya te vas. Qué pena" y mi padre se quedó diciendo "es la mujer de mi vida". Cuando estaban ya mal, yo, en el fondo, quería volverlos a juntar. Una vez le pedí a mi madre que viniera con nosotros al campo y vino, pero se quedó a dormir conmigo en mi habitación. Cuando le pregunté por qué había venido entonces, me respondió, que porque me puse muy pesada".

Tamara explicó que a los otros maridos de su madre los llama 'titos' porque es una costumbre muy extendida en Filipinas, de donde procede el clan Preysler. "A Mario no le llamo tito porque ya soy mayor para llamarlo así. A él le llamo, simplemente, Mario". Explicó una anécdota divertida de tito Julio. "Una vez fuimos a verlo a uno de sus conciertos y me dijo: 'Ay, por qué poquito no eres hija mía", dijo Tamara entre risas. Después, ambos se metieron en la cocina y se vio que lo de cocinar a Tamara no le va mucho: "Yo preparo sandwiches, yogur y fruta". Así que cocinó Bertín para su anfitriona y sus amigas de toda la vida.