Susanna Griso, en su colaboración con El Mundo, ha realizado una interesante reflexión que todo famoso en algún momento de su vida, sumido en la era digital, se ha hecho: ¿Para qué sirven los insultos y críticas destructivas que se lanzan en la Red? Cualquier personaje popular en mayor o menor medida ha visto cómo usuarios que no lo conocen de absolutamente de nada opinan de él, lo insultan sin miramientos y lo vilipendian. Decid, ¿esto es sano? ¿conduce a algo? Griso está convencida de que no, y nosotros no podemos más que darle la razón.
“Cada vez siento con más fuerza que ese tipo de feedback es menos útil para el comunicador. E imagino que si no lo es para mí, no lo debe de ser para nadie. Sin querer dar lecciones, yo he sentido siempre más placer aplaudiendo que silbando, elogiando que criticando, construyendo que destruyendo. Y no creo ya que, a estas alturas, vaya a cambiar”. Así lo expresaba ella desde su columna para Papel, y lo ha hecho poniendo el dedo en una llaga que parece siempre abierta. Celebridades de toda clase reciben decenas de opiniones que no han pedido y cuyo objetivo de muchas de ellas es la destrucción por la destrucción, la crítica por la crítica. Como la periodista señala, se consigue mucho más con palabras que de verdad buscan la mejoría, reforzando lo bueno o que buscan inspirar a quienes están dirigidas.
Y nos deja con esta reflexión: “En esta profesión debes preocuparte cuando compruebas que, durante un día entero, has dejado de recibir insultos en Twitter. Dicen más de tu momento profesional los haters que los followers”. En ese caso conocemos algunos casos que tienen que estar en la cresta de la ola…