Supervivientes 2020 pasará a la historia por muchas razones. Ha sido la edición más larga de la historia del reality y, para colmo, se ha desarrollado en las condiciones más extremas que se recuerdan (evacuación incluida). Por si fuera poco la explosión de la crisis mundial por el coronavirus ha marcado no solo el transcurso (sin entrevistas de los expulsados en plató como de costumbre, en un plató sin público y con defensores por videollamadas) sino la esperada final.

Los supervivientes volaron a España el pasado martes, dos semanas antes del programa en el que uno de ellos se proclamará ganador o ganadora, para poder cumplir la cuarenta obligatoria de todos los españoles que llegan al país desde el extranjero. Todo este tiempo han estado alojados en un resort de lujo, ubicado en Madrid, que se convirtió en el escenario de la última gala, en la que Ana María Aldón se convirtió en la primera finalista. Un complejo con todos los lujos y una convivencia que dista mucho de las calamidades pasadas en los Cayos durante más de 90 días. Bungalows de lujo con exquisita decoración, dos restaurantes, un lago a modo de playa... Hemos conocido todos los rincones.