Ana María Aldón ha entrado en bucle. Para mal. La superviviente estaba en su mejor momento en el concurso, pescando a diestro y siniestro y en una nueva etapa con Rocío Flores, pero curiosamente desde que se rapó la cabeza va de mal en peor, ha tenido varias discusiones y, para colmo, está muy preocupada por su marido, José Ortega Cano.
La diseñadora andaluza se vino muy arriba la semana pasada cuando aceptó en la mesa de las tentaciones del programa raparse la cabeza a cambio de tres cocidos completos. Cuando el hambre aprieta la vergüenza afloja y Ana María no se lo pensó dos veces: metió maquinilla y ha gozado sus cocidos, pero su estómago vuelve a estar vacío y las dudas e inseguridades se han instalado en su cabeza: ¿ha hecho bien al perder su melena a cambio de comida?
Ana María parece 'arrepentida' de haber dado el paso y aunque todos coinciden en que el pelo corto, a lo pixie, le sienta bien y está favorecida ella no deja de pensar en que no se va a gustar nada ante el espejo. "Yo no me veo, mi entorno no me ha dicho nada, bueno Rocío sí pero la opinión de mi marido es muy importante", ha dicho la mujer de Ortega Cano.
La superviviente se tomó con mucho humor lo de cortarse el pelo pero los días pasan y el no saber qué pensará su familia ni poder verse ante el espejo le están creando muchas inseguridades, por si fuera poco ha discutido con Rocío Flores por unos pedos nocturnos que se atribuyeron la una a la otra y también ha tenido un serio roce con Hugo Sierra tras una jornada de pesca en la que no llegaron a ponerse de acuerdo.
¿Podrá Ana María hablar con su familia para tranquilizarse? Parece complicado y ya será a su vuelta, tras la final que cada vez está más cercana, cuando su marido le diga que a él le parece que está "guapísima".