Si algo estaba caracterizando a Ana María Aldón durante su paso por ‘Supervivientes’ era lo bien que se lo estaba pasando y los momentos tanto divertidos como tensos que estaba protagonizando. Pero algo ha cambiado en la mujer de Ortega Cano. Ya lo advirtió ayer Rocío Flores cuando tras echarle en cara a su compañera que no le había defendido de los ataques de Elena, la excusó diciendo que no estaba pasando por su mejor momento. Algo que en el rostro de Ana María se refleja a la perfección durante los últimos días.
Durante la gala, Ana María apenas pronunció palabra, cuando hablaba lo hacía con un tono de voz bajo y no quiso entrar a debatir sobre los temas que nada tenían que ver con ella. Esta actitud es muy similar a la que ha tenido en la isla durante la semana. La mujer del torero se ha mostrado seria, se ha emocionado con cuestiones mínimas, ha estado muy ausente y tan solo ha encontrado refugio en la pesca. Incluso cometió la imprudencia de salir a pescar cuando el mar estaba en sus peores condiciones. Este bajón de Ana María coincide con un momento que ha marcado un antes y un después para ella. Se trata de su corte de pelo.
Hace una semana que los compañeros de la mujer de Ortega Cano le raparon la cabeza. Este fue el precio que tuvo que pagar por disfrutar de tres cocidos. Durante el corte de pelo Ana María reaccionó de forma inesperada. Incluso ella se esperaba que se lo iba tomar mucho peor, y mientras el resto de supervivientes le pasaban la maquinilla, hizo gala de su humor. Pero conforme pasaron los días tocó fondo, llegando incluso a comerse la cabeza por lo que pensará su marido de su nueva imagen. En la gala de ayer Ana María reconoció que para ella esta aventura está siendo como vivir una infancia que nunca tuvo, pero esto dista mucho de su actitud en los últimos días.