El pasado domingo se presentaba demasiado tranquilo para Soraya. La cantante estaba sola en casa, con la única compañía de su gato, y se sentía algo extraña. Su marido, Miguel Herrera, estaba en Sevilla junto a la hija de ambos. Ni siquiera los perros de Soraya estaban en casa y la extremeña se preguntaba qué podía hacer.
"Miguel y Manuela están en Sevilla. Y los perritos están con Isabel, la persona que les cuida, en un campamento. Así que nada, día libre en casa. No me lo creo ni yo. ¿Qué hago? ¿Y ahora qué hago?", decía la cantante en un vídeo publicado en sus Stories de Instagram, en el que se le veía en el sofá junto a su gato.
Soraya, que se sentía rara estando sola y sin tener nada que hacer, reflexionaba sobre ello: "Uno cuando no tiene compañía se siente rarísimo. Normalmente que siempre tengo millones de cosas que hacer… Así que nada, una tarde libre. Creo que voy a estar aquí, todo el día en el sofá".
Con el frío que hace, la cantante pensó que una buena idea podía ser disfrutar de un chocolate calentito. Al fin y al cabo había comido muy bien y se lo podía permitir. "He comido sano y me estoy portando bien, pero esta tarde me apetece algo como un chocolate a la taza calentito. ¿Qué os parece?", decía Soraya a sus seguidores en Instagram.
Todos creían que la extremeña se había entregado por completo a un delicioso chocolate caliente, pero la cantante había hecho un cambio de planes radical. Dos horas después de sugerir sus intenciones chocolateras, Soraya subía un vídeo en el que aparecía entrenando gimnasio. ¡Pero bueno! ¿Qué había pasado? "¡Sudando, sudando! ¡El domingo se hace deporte!", ponía en un texto.
La cantante había hecho la cobra al chocolate a la taza y mostraba orgullosa sus impresionantes abdominales. ¡Wow! "Los abdominales se consiguen comiendo bien", escribía Soraya junto a la imagen de su 'tableta'.
Al regresar del gimnasio, la cantante daba una explicación a sus seguidores sobre su cambio de planes: "Al final diréis ‘¿pero no te ibas a comer unos churros con chocolate…?’ Pues sí. Estaba haciéndome un chocolate, que lo dejé aquí, y dije ‘¿que me voy a hacer un chocolate yo de qué?’, ¡hala! ¡al gimnasio, pa’ quitar las ganas! Y me he ido al gimnasio".
Soraya había vencido a la tentación de darse un capricho de esos que engordan y dejaba una moraleja: "Cuando os entren ganas de comer churros con chocolate, lo mejor es irse al gimnasio. Y ya está. Esa es la lección del domingo". ¡Pues nos la apuntamos, a ver si nos sirve!