Cuando Ari, de GH 12+1, se personó en el plató de ‘GH Dúo’ para ofrecer su defensa más feroz a su padre, Fortu, que concursaba con su pareja, los comentarios fueron todos sobre la imagen de la exgranheramana y no sobre el líder de Obús. Estaba transformada tras someterse a diversos retoques estéticos que han pasado por rinoplastia, nuevos labios más carnosos, 'pegado' de orejas... Además, está más delgada, lo que se traduce en una Ari totalmente nueva. Hemos querido darnos una vuelta por sus redes, donde antaño colgaba sus fotos y vídeos con su otro aspecto y nos hemos sorprendido al descubrir que ha borrado cualquier pista de la antigua Ari, ¿por qué?
Puede ser que la concursante de la edición con el número gafe para Mercedes Milá no quisiera seguir viendo cómo era antes de convertirse en aquello que siempre soñó. Quizás sus complejos fueron más fuertes y prefiere ocupar sus redes con las instantáneas cuidadas que ahora regala a sus fans, en las que se centra mucho en mostrar su trabajo como maquilladora, sus sesiones de fotos o los tatuajes, una de sus señas de identidad.
Pero también puede que, tras ese borrado de imágenes (no hay ninguna anterior a 2015, cuando se quedó embarazada), se oculte el dolorosísimo desengaño amoroso que vivió con el padre de su hija, con quien llegó a casarse y del que se divorció a los dos años del nacimiento de Nirvana. La concursante de un reality lo pasó realmente mal, tal y como ella misma confesó a sus seguidores. Ari se había enamorado perdidamente de Antonio, de profesión tatuador y con quien quiso formar una bonita familia. Lamentablemente, su idílica burbuja se explotó de la manera más dramática, “Siempre he dicho que las mentiras tienen las patas muy cortas y, efectivamente, una persona se va enterando de todo poco a poco y cuando ya crees que no puedes flipar más, te cuentan algo nuevo y dices: joder! Hay un premio más gordo aún! Increíble! Qué pasada…”, dijo en redes, dando a entender que se había sentido engañada por él.
Tras esto, borrado de cualquier foto de Antonio y, parece, también de su pasado. Del 2015 solo se queda con una cosa: su preciosa niña.