Santiago Segura: “No lloro casi nunca, solo cuando pienso en mi madre. Hay gente que no debería morir porque son buenas persona”

El director Santiago Segura concede pocas entrevistas, una fue para Toñi Moreno; la presentadora y el director de cine se sinceraron en las página de la revista Lecturas

JC
José Confuso

Director digital de Lecturas

Santiago Segura

Es una de las pocas entrevistas que Santiago Segura ha concedido a una revista. El director de cine se citó con Toñi Moreno hace unos pocos años. Le contó todo y habló de todo. Algo que solo Toñi puede lograr. Recuperamos íntegra esta entrevista.

No está de promoción con ninguna de sus películas, y me dicen que es bastante hermético en cuanto a su vida privada, así que pienso en argumentos de peso para que me conceda esta entrevista. Al final no los necesito porque funciona a golpe de corazón –por mucho que él presuma de ser cerebral– y le caigo bien, no sé por qué extraña razón. Así que lo hace porque lo siente así, sin más. Voy a entrevistar al único director de cine del mundo –y no estoy exagerando– que ha tenido la valentía de estrenar una película, ‘Padre no hay más que uno 2’, en plena pandemia, cuando nadie va al cine. Una locura que ha roto con todos los pronósticos, convirtiéndose en un éxito de taquilla. A todos en la industria les ha sorprendido. A todos menos a él, porque es la historia de su vida: nadar a contracorriente.

¿Por qué me ha citado aquí?
Porque este teatro es un proyecto muy bonito en el que me he embarcado, y he pensado que a la gente inteligentísima que lee Lecturas le gustará conocerlo. Lo hemos alquilado por cincuenta años. El día que firmamos pensé que yo solo deseaba ver el final del contrato [risas].

Pues invertir en un teatro en tiempos de la covid-19 no es tener mucho ojo para los negocios…
Bueno, tengo un cinco por ciento nada más. Estuvimos de obras tres años, abrimos, y a las tres semanas llegó el confinamiento. Ahora hemos vuelto a abrir, con todas las precauciones. No podemos quedarnos en casa.

Eres ‘el sueño americano de Carabanchel’, un tipo que teniéndolo todo en contra se ha hecho a sí mismo y ha conseguido triunfar.
Si yo me hubiese hecho a mí mismo, ten por seguro que me hubiese hecho mejor. Es verdad que para un tipo de Carabanchel, gordito, el típico niño al que le pegaban en el colegio, no te imaginas que la gente acabaría por ir a verlo al cine. Nunca me puse una meta, he dado pasitos pequeños, y es verdad que, cuando me paro y miro hacia atrás, veo una escalinata gigante de pequeños peldaños.

¿Es cierto que sufriste acoso?
Sí, es cierto. La frase que más escuchaba era: “En la calle, te espero”. Y yo decía: “Sí, sí, espera sentado”. Cuando sonaba el timbre cogía la cartera y salía corriendo, echando leches. Es verdad que me han pegado mucho, pero yo tenía un arma infalible de defensa, que era mi sentido del humor. Intentaba todo el rato ser el gracioso de la clase para caerles bien, y que no la tomaran conmigo.

 

Santiago Segura
Atresmedia

¿Te acuerdas de sus nombres?
Había uno que se llamaba Muriel que me dijo: “Mañana, te reviento” y, al día siguiente, le quité un cuchillo de cocina a mi madre, y se lo enseñé en el colegio. No pensaba usarlo, claro, pero me pareció que tenía que demostrarle que no le tenía miedo. Y no me volvió a molestar.

Creo que tu madre era tu refugio.
Mi madre era la persona que más creía en mí del mundo, y eso me ayudó mucho en la vida. He hablado con psicólogos que me dicen que eso es fantástico para los niños y su autoestima. Yo estoy todo el día diciéndole a mis hijas: “Qué bien haces esto, qué bien haces lo otro”. A mi madre, le parecía que era el que mejor dibujaba, el que mejor dirigía, el que mejor interpretaba…

Amabas a tu madre.
Yo tenía ‘mamitis’, y la sigo teniendo. Recuerdo como los momentos más felices de mi vida aquellos domingos cuando nos acurrucábamos en el sofá los dos y veíamos juntos ‘Viaje a las estrellas’. O cuando tenía miedo y ella venía a mi cama con fantasmas hechos de plastilina, para decirme que no me hacían nada. Mi madre leía, le gustaba el cine, era maravillosa. Mi padre, también, pero le gustaba el fútbol, fumaba Ducados...

¿Tu madre te vio triunfar?
Una desgracia. Mi madre vio de mí lo peor. Me vio triunfar con Torrente, y muchas veces pienso: ¡Lo feliz que hubiese sido mi madre viéndome en ‘Tu cara me suena’ o en ‘MasterChef’! O con las dos películas de ‘Padre no hay más que uno’ ¡A ella le hubiese encantado! Estoy haciendo ahora el cine que a mi madre le gustaba.

Cuéntame más cosas de ella.
Pues era una mujer muy moderna. Ella era ama de casa, pero en mi casa se leía la revista Integral sobre alimentación macrobiótica, los productos integrales, los huertos biológicos. Debió ser una de las primeras madres que leían sobre esas cuestiones. Tenía una mente muy abierta.

¿Qué sueños de niño has cumplido?
Si al niño de 15 años le dices que iba a conocer a la gente que he conocido, le hubiese dado un ataque. Mira, yo soy un gran mitómano y he podido hacerme amigo de mis ídolos. ¿Cómo me iba a creer yo, que veía en mi televisión en blanco y negro a Shirley MacLaine en ‘El apartamento’, que años después iba a trabajar con ella, y que conectamos tanto que, al año siguiente, ella iba a sacar un libro donde me dedicaría una página? ¿Sabes lo que es eso? ¿Y sabes lo que es cantar con Sabina?, que a él le podía parecer gracioso, pero yo me veía en el escenario y tenía que pellizcarme. He tenido la suerte de conocer a los que eran mis ídolos: El Gran Wyoming, Pablo Carbonell… y que acabaran siendo mis amigos.

Pero hay ídolos a los que les acabaste dando la vida. Pienso en Tony Leblanc.
Tony acabó siendo mi segundo padre, y creo que yo tuve el privilegio de darle una segunda juventud. Me lo decían sus hijos. Tú solo tienes que ver en internet el momento en el que Tony recoge el Goya de Honor, que estaba apocado y le costaba hasta hablar, y cinco años después cuando recibió el Goya por ‘Torrente’, que parecía otro. Tú ves las dos grabaciones y te preguntas: ¿Cuál es la primera? Creo que se volvió a sentir útil y querido. En España, somos, a veces, muy “cabrones”, y nos olvidamos de la gente que nos ha dado tanto. Tony llevaba veinticinco años olvidado y volvió a sentir el cariño del público.

 

Santiago Segura
Atresmedia

No te he visto emocionarte casi nunca. ¿Lloras poco, no?
Lloro poco o casi nada, pero esta mañana he llorado. Ha muerto el hermano de mi tía, y he llorado recordándolo con mi primo. Hay gente que no debería morir porque son buenas personas, conciliadoras. Lloro mucho cuando recuerdo a mi madre, que tenía 64 años cuando murió, y sabiendo que se moría, estaba más preocupada por cómo estábamos los demás. Me da rabia que a mi hija Sirena no la conociera.

¿Le hablas a tus hijas de la abuela?
Sí. Mi madre coleccionaba conchas y a Sirena también le gustan mucho. Es curioso. El otro día saqué la colección de la abuela y se quedó con algunas. Se me hizo extraño la verdad.

Te metes en unos fregaos. ¿Quién te mandaría opinar sobre Enrique Ponce y Ana Soria?
¡Eso digo yo! A veces pienso… ¡qué necesidad tengo! Intento saber de todo porque tienes que hablar con mucha gente. Ignorar que existe un fenómeno como ‘Gran Hermano’ es como ignorar a tres millones de personas que lo ven. Yo vivo en el centro, en el mismo piso que tenía cuando estaba soltero. Me gusta bajar, ir a la compra, hablar con la gente, no sentir que vivo en una jaula de oro aislado.

Te pareces a Pablo Iglesias antes de irse al chalet.
[Risas] Tony me decía que no hablara de política, ni de religión, ni de fútbol, que somos actores. Y empiezo a pensar que tenía razón.

Denunciaste a una revista por sacar a tus hijas y ahora las expones en una película.
Es cierto que denuncié. Han pasado cinco años y aún estoy esperando el veredicto del juicio. Sacaron fotos de mi hija Calma conmigo, sin pixelar la cara, y llevaba además puesto el uniforme del colegio. Cualquier loco podría haberla secuestrado. Yo me pasaba la vida protegiendo su intimidad para que luego las saque un paparazzi. Para eso, prefiero sacarlas yo en una película. Si te das cuenta, había un momento que no se sabía si estaba casado, si tenía hijas, de lo celoso que era de mi intimidad, y de repente veía fotos robadas en un parque columpiando a Calma con su titular: “Torrente, todo un padrazo”. Un día, pensé: “Con lo que les gusta a estas niñas el cine y lo orgulloso que estoy de ellas, cuando sean mayores seguro que les hace ilusión verse con su padre en una película”. Y ya está.

Vamos con una de leyendas urbanas: has sido muy ligón.
Me interesa que exista esa leyenda urbana.

Desarrollémosla, ¿es cierto?
No he tenido muchas historias de una noche, lejos de lo que se cuenta. He sido muy enamoradizo. He tenido historias largas y con gente bonita.

 

Santiago Segura, Pablo Chiapella y Ernesto Sevilla
GTRES

¿Cómo conociste a tu pareja?
Hablo poco de ella porque me da pudor, pero es lo mejor que me ha pasado en la vida. La conocí haciendo ‘Torrente I’. Ella era la meritoria de maquillaje. Estuve diez años persiguiéndola hasta que me dijo que sí.

¿Y cuál es esa táctica?
Tampoco es que sea una “táctica”, es un poco de cajón, pura lógica, tratar a la otra persona genial, escucharla, agasajarla, obsequiarla, mimarla. ¿Quién no quiere sentirse bien tratado? Al final todos queremos ser amados. Como decía Sabina en una canción: “Tuve dos mujeres pero quise más a la que más me quiso”.

¿Perdiste la apuesta con Jesulín y le tuviste que regalar un Porsche?
Desgraciadamente, la gané. ‘Torrente 5’ fue la menos vista, así que me ahorré el deportivo. Apostando soy muy serio, y cumplo siempre.

¿Apostamos algo sobre tu próximo trabajo?
Apostamos que nos vamos a reír mucho. Estoy emocionado. Voy a hacer un programa que es una mezcla entre ‘Gran Hermano’ y ‘No te rías que es peor’. Vamos a meter a diez cómicos en una casa y el que primero se ría tendrá que irse. Nos hacen falta risas y optimismo, mucho optimismo. No podemos consentir que este virus acabe con nuestra alegría.