Sálvame: El mal rato de María Patiño durante una conexión en directo acompañada de su chinchilla Camila

Las videollamadas se han convertido en un imprescindible para los programas de televisión en estos días de confinamiento. Sálvame conecta a diario con diferentes famosos y personalidades así como con algunos de sus colaboradores, que desde sus casas han puesto en marcha diferentes secciones en el programa, como es el caso de Belén Esteban, Mila Ximénez o Anabel Pantoja. Este viernes la invitada virtual ha sido María Patiño, que ha protagonizado un auténtico momentazo televisivo por la aparición estelar de una mascota de lo más revoltosa: su chinchilla Camila.

Nada más conectar, la chinchilla aparecía en primer plano y desataba el amor en el plató con su apariencia de peluche achuchable pero pronto enseñaba su auténtico carácter haciendo pasar a su dueña un verdadero mal rato. "Esta es Camila. Por las mañanas les doy de comer y saben quién soy", decía la periodista con la mascota entre las manos. Pero Camila, que a diferencia de su dueña no es muy amiga de las cámaras, se ha revelado y ha dado un pequeño mordisco (de cariño) a Patiño. "¡Ay! No me muerdas", le ha gritado la presentadora desatando las risas en el plató, sobre todo las de su amigo Jorge Javier Vázquez convirtiéndose rápidamente y durante bastantes horas en trending topic.

Desde ese momento la chinchilla se ha convertido en un puro nervio y ha empezado a corretear por la cara y la cabeza de María Patiño que, rápidamente, pedía cortar la conexión para que su mascota no acabara escapándose por la casa o, lo que es peor, arañándole. "¡Jorge me está arañando la cara y mañana tengo programa!", ha gritado la presentadora protagonizando una desternillante escena que pasará, sin ninguna duda, al top de los momentazos de Sálvame.

Tan atropellada ha sido la conexión por los arrebatos de Camila que María apenas ha podido hablar de Alexia Rivas, su compañera de Socialité, que ha protagonizado la noticia del día al ser pillada semidesnuda en el vídeo en directo de Alfonso Merlos ni tampoco enseñar su salón, como han hecho otros de sus compañeros.