'Sálvame': Lydia Lozano, superada por la situación, sufre una fuerte crisis de ansiedad

La periodista ha hecho una petición 'in extremis' al programa en el que trabaja y la respuesta le ha dejado rota y desolada: "No entiendo cómo nadie se pone en mi piel"

Lydia Lozano llora

Todo le está superando. Lydia Lozano, ni en la peor de sus pesadillas, podría imaginar que el caso Ylenia reaparecería en 'Sálvame' con la amenaza de que pudiera revelarse la fuente que ha ocultado durante 15 años. Este sábado se sentará en 'Sábado Deluxe' para someterse al polígrafo Mikel Barsa, ex representante de Al Bano, y Lydia, tras su semana más complicada en 'Sálvame' y una tarde llena de polémicas, ha tomado una drástica decisión.

Lydia se ha roto. En un intermedio de 'Sálvame' no ha podido con la situación y ha levantado el teléfono para pedir a la dirección de 'Sábado Deluxe' no estar presente en la entrevista en la que volverán a aparecer todos esos fantasmas que tanto daño hicieron a su carrera y que siguen afectándole mucho a nivel personal. Claro está el programa está por la labor de que sí esté y es que la presencia de Lydia en una entrevista sobre Ylenia Carrisi y la polémica del 2005 es un ingrediente fundamental.

Al ser preguntada por esta decisión por Carlota Corredera no ha podido más y ha estallado en lágrimas. "He llamado a Patricia para decirle que mañana no quiero estar. No entiendo como nadie se pone en mi piel... Deberíais entender que mañana me quede en mi casa", ha dicho con una crisis de ansiedad.

Lydia Lozano

"Estoy hasta las narices, no quiero venir. No quiero preguntar, ni matizar, ¡ni nada!", chillaba, "a mí qué me importa la Campos, qué me importa los que me pusieron verde, me da igual si este señor viene, no quiero participar". Lydia Lozano ha dado un golpe en la mesa, un día después de haber contado que su marido Charly le ha pedido que deje 'Sálvame': "Me da igual lo que pasó en 2005, nunca he dicho nada y no porque sea el 2020 lo voy a contar todo. No quiero hablar, no me importa, me da igual", ha dicho entre lágrimas, con la voz entrecortada y sin poder respirar bien superada por la situación.