Mucho, muchísimo, se ha hablado en el último mes de cómo es Daniel Sancho Bronchalo (29 años). Qué llevó al joven chef a cometer el crimen tan macabro de Edwin Arrieta y que él mismo confesó ante la policía tailandesa.
Se han conocido distintas versiones sobre él: de un chico absolutamente normal y muy educado, amigo de sus amigos, a un joven que habría dado más de un quebradero de cabeza a sus padres durante su adolescencia. Uno de sus amigos hablaba hace unas semanas con Lecturas.com y aseguraba que Daniel protagonizó unos años bastante conflictivos que llevaron a sus padres a estar muy pendientes de él. Una actitud que nada tendría que ver con el Daniel Sancho adulto y su actual forma de ser, según sus amigos y conocidos.
Hasta ahora, desde que fuese detenido acusado del crimen de Edwin Arrieta, hemos visto a un Daniel Sancho "resignado" por momentos frío y muy colaborativo, como en las imágenes de la reconstrucción tras el crimen del colombiano, pero desde el programa 'Vamos a ver' han abordado algunos de los episodios conflictivos que pintarían de negro el pasado de Daniel Sancho.
Los líos judiciales de la vida de Daniel Sancho
Nos tenemos que remontar a la madrugada del 9 de noviembre de 2019. Daniel fue acusado de propinar un puñetazo en la cabeza a un joven después de que este le increpara haberse colado para coger un taxi. La reacción del hijo de Rodolfo Sancho fue tan desmedida que le rompió un diente. Por aquello le condenaron a un año de prisión y una indemnización económica de 1.500 euros por lesiones.
El segundo habría ocurrido durante el post confinamiento (agosto de 2021). En aquel momento Daniel se encontraba disfrutando de una escapada con amigos a Santander donde tuvo lugar un concierto. "Daniel está en un concierto, sale un momento y al intentar volver a entrar hay un problema con los controladores de acceso. El problema se va de las manos y se requiere presencia policial y Daniel acaba siendo denunciado por resistencia a la autoridad", avanzaban en el programa de Telecinco. La denuncia siguió su curso y sigue judicializado a la espera de una resolución.
Y habría un tercer momento polémico que acabó con su expulsión de un club privado y en el que tuvo que intervenir su padre. Daniel se encontraba haciendo deporte cuando fue increpado por un socio. "Le llamé la atención porque estaba haciendo demasiado ruido en el gimnasio y le dije que estaba molestando y se encaró conmigo", contaba para 'Equipo de investigación'. Una actitud con solo 16 o 17 años que le confirmó su "mala educación".
De ser cierto, esto dibujaría un perfil muy diferente de Daniel al que conocíamos hasta ahora. Estos actos tan conflictivos cambiarían mucho la imagen tranquila del hijo de Rodolfo Sancho por una más violenta antes de todo lo ocurrido en Koh Phagan (Tailandia) junto a Edwin Arrieta, crimen por el que han pedido para el chef español la pena de muerte.
Las muchas contradicciones de Daniel Sancho, de su faceta de empresario a su ¿próxima boda?
No solo cómo era en realidad Daniel Sancho es un asunto que genera muchas dudas, también de cuáles eran sus planes. Por sus redes sociales, que actualmente están cerradas y privadas por su decisión de su familia, hemos podido saber que el hijo de Rodolfo Sancho tenía una vida a todo tren. Poco a poco hemos podido saber que el chef no es socio ni del catering La Boheme ni de la hamburguesería Boogie, como se afirmó en un primer momento. Al menos, así se deduce del Registro Mercantil, ya que su nombre no aparece en ninguna de las empresas que gestionan ambos establecimientos. Tampoco queda claro si su relación Edwin Arrieta iba más allá de la profesional o la amistad, ya que según sostiene la policía tailandesa ambos mantenían una relación.
Luego está su boda, un supuesto enlace que iba a celebrarse en un futuro próximo primero en Bali y luego en Madrid. Al parecer, Daniel Sancho compartía su vida con una joven desde hace cinco años y tenían planes de casarse; este habría sido el motivo del gran enfado de Edwin Arrieta y el desencadenante, según los investigadores, de la tragedia y el macabro crimen.