Desde que se sometiera a una lipoescultura hace poco más de un mes para afinar su silueta, Rocío Flores está obligada a llevar una faja, un tratamiento post-operatorio que ayuda a disminuir el dolor, la inflamación, el sangrado y evitar la edematización. Desde entonces, la hija de Rocío Carrasco ha acoplado sus estilismos a esta situación, hasta este jueves que su último look le jugaba una mala pasada.