Le ha cogido el gusto a esto de tatuarse. Rocío Flores no parece ya la misma desde que decidió dar un paso al frente y ponerse delante de las cámaras. La hija de Antonio David y Rocío Carrasco se ha renovado por dentro y por fuera y, claro, esto es ya un proceso que no puede parar. La joven ha acompañado a su novio al tatuado y, ya que estaba allí, le ha entrado el gusanillo. Dos han sido los motivos que hora decoran sus brazos. Dos recuerdos de su familia materna que, aunque le pese a la destinataria, le acercan un poquito más a su madre, Rocío Carrasco.
“Sí, he pecado”. Rocío Flores se tomaba con humor lo bien que la conocen sus seguidores. La hija de Antonio David preguntaba desde su cuenta de Instagram si creían que iba a caer o no en su visita al tatuador. En un principio era para acompañar a su novio, Manuel, pero claro…. ¿cómo resistirse? Rocío se ha tatuado dos nuevos motivos y no puede estar más orgullosa. Dos recuerdos de su familia materna de la que se siente muy cerca.
“Son las dos firmas de mis abuelos, originales, clavado de sus puños y letra”. Rocío luce ahora en cada brazo la firma de su abuela, Rocío Jurado, y de su abuelo, Pedro Carrasco. “Rocío Mohedano y Pedro Carrasco y el guante con el que ganó el campeonato del mundo”. La nieta de la más grande tenía una relación envidiable con sus abuelos. Les adoraba y eso ha permanecido a lo largo de los años. Fue ella misma la que contó que durante mucho tiempo no podía ponerse canciones de su abuela por el sentimiento que le despertaban.
Sin relación con su madre
No deja de ser curioso que, con el cariño que Rocío Flores profesa por sus abuelo, no mantenga ningún tipo de relación con su madre, Rocío Carrasco. Parece que, pese a los gritos de auxilio que le ha ido enviando desde que se estrenó en televisión, la reconciliación no está nada cerca. Madre e hija no se dirigen la palabra desde hace años. Un drama que lleva muy dentro y que le gustaría solucionar, aunque, la verdad, no lo va a tener fácil.