El 31 de marzo de 1996 pasará a la historia como el principio de la guerra familiar más cruenta y longeva de la crónica social reciente. Cuando Rocío Carrasco (42) y Antonio David Flores (44) se casaban en la ermita Las Vírgenes de la finca Yerbabuena, nadie podía imaginar entonces lo que se iban a llegar a odiar. De no haberse separado a los tres años de aquella gran fiesta, la pareja habría celebrado este año las bodas de granito. El enlace, del que se cumplen 24 años, hizo historia. Eran otros tiempos, los del exceso estético.