Pese a que no llegó a una hora de duración, el avance de ‘Montealto, regreso a la casa’ dio para mucho. Rocío Carrasco entró en el plató pisando fuerte con un espectacular cambio de look. A partir de ese momento se convirtió en la gran protagonista de la noche y vivió emociones de todo tipo. Hubo tiempo para casi todo. Para responder a algunos miembros de su familia, para lanzar algún que otro zasca y para advertir de lo que está por venir. Pero no todo fue tensión. También hubo tiempo para la nostalgia y los recuerdos bonitos cuando entró en la habitación recreada de la casa que perteneció a su madre. Rocío se emocionó al pisar la imitación del que fue su dormitorio y reveló algunas curiosidades de su vida a través de los objetos que allí había. Y una tiene mucho que ver con Borja Thyssen.
Rocío Carrasco ha mostrado una de las fotografías que tenía en su habitación en la que aparece celebrando un cumpleaños subida a un toro mecánico. A Jorge Javier Vázquez le ha llamado la atención que al fondo de la foto se ve a un joven Borja Thyssen. En ese momento, la hija de Rocío Jurado ha explicado que “su madre y mi madre eran amigas. Él venía a casa o yo a la suya”. De esta forma ha revelado cómo el hijo de Tita Cervera era un apoyo para ella puesto que los dos vivían una situación parecida debido a la popularidad de sus madres. Además, Rocío se ha remontado a una anécdota de lo más curiosa que ha resultado el claro ejemplo de cómo fueron sus vidas cuando eran niños y adolescentes.
Rocío Carrasco ha recordado que “a Tita un día se le ocurre, como si fuéramos niños normales, que nos va a llevar al parque de atracciones”. Pero no todo resultó tan normal porque “y entonces era un sueño porque íbamos Tita, Borja Thyssen, yo y 27 escoltas detrás. Entonces todo el mundo en el parque de atracciones así mirando”. Rocío ha recordado con naturalidad eso de ir con escoltas pero inevitablemente esta situación evidencia cómo la popularidad de Rocío Jurado ha hecho su vida un tanto diferente.