Isabel Pantoja reaparecía por sorpresa el pasado viernes en el aeropuerto de Jerez de la Frontera (Cádiz) para dar inicio a las grabaciones de 'Top Star: ¿cuánto vale tu voz?' en Madrid. Visiblemente más delgada pero "con muchas ganas", así ha afrontado la artista esta reaparición pública tras el tsunami mediático originado por las duras declaraciones de Kiko Rivera.
Irene Rosales, fiel defensora de su marido, ha reconocido desde el plató de 'Viva la vida' que aunque sabía que retomaría sus compromisos profesionales pronto esta vuelta al trabajo les ha pillado por sorpresa, aún más verla tan recuperada después de que las últimas informaciones que salieron a la luz era que la tonadillera estaba muy decaída.
"La he visto bien, con ganas de trabajar. Con mucha ilusión. Está delgada pero la he visto bien. Después de 'Supervivientes' se quedó muy delgadita y no se si ha mantenido la línea o es por lo otro. Me ha cogido de sorpresa pero ojalá esté fuerte y con ánimos", alegaba haciendo referencia a su enfrentamiento con Kiko Rivera por la herencia de Paquirri. Sin embargo, la colaboradora ha detallado que por mucho que no deje de sonreír en las últimas imágenes: "se le ve con una tristeza en los ojos".
Siempre muy prudente, Irene Rosales ha mostrado su alegría al verla tan recuperada pero sin querer profundizar más en el tema: "Me alegro mucho por ella claro que sí". ¿Ha visto Kiko Rivera a su madre? El Dj se encuentra inmerso en una aventura junto a Jesús Calleja en Nepal pero antes de viajar pudo ver a su madre, eso sí, a través de la televisión: "Cuando vi las imágenes se lo dije y él me dijo ‘Si ya’. Kiko se guarda mucho sus sentimientos, no sé si sentirá pena o le da igual".
Emma García ha querido indagar más en qué punto está la relación entre Irene Rosales e Isabel Pantoja, la sevillana ha confesado que nunca tendría un encuentro público con ella: "Hablaría con ella seriamente, le diría en lo que le ha fallado a su hijo pero no le cogería la mano. Yo no puedo empezar con cariños, tendría que hablar". Es evidente que la relación entre madre e hijo está más fría que nunca y no promete mejorar a corto plazo.