El pasado viernes, en ‘Sálvame Deluxe’, vimos a una Raquel Mosquera (47) totalmente cambiada, cansada ya de callar durante años lo que ha soportado desde antes incluso de la muerte de su marido, Pedro Carrasco, que falleció a causa de un infarto en 2001. Ahora Raquel, segura de sí misma y contundente en sus afirmaciones, ha querido hablar y lo ha hecho, según ella, porque las notables ausencias en la boda de Rocío Carrasco le han removido hasta lo más profundo.
¿Cómo era tu relación con Rocío Carrasco cuando vivía Pedro?
Siempre fue muy buena. Para mí era como una hermana.
¿Y la relación entre ellos en el momento de la desaparición de Pedro?
Estaban enfadados. No estaban de acuerdo por temas personales en los que no voy a entrar, pero llevaban tiempo sin hablarse.
¿Cómo llevaba esto Pedro?
Muy mal. Sufrió mucho. Yo no podía ver a mi marido así y aunque he estado callada hasta ahora por respeto a su memoria, sé que debo contarlo.
¿Eran frecuentes las peleas entre los dos?
Más que peleas había distanciamiento.
¿Cuándo se vieron por última vez?
Unos diez días antes de fallecer mi marido.
¿Por qué has decidido contarlo ahora?
He estado 15 años sin hablar por respeto a la memoria de mi marido, Pedro Carrasco. Pero ahora, viendo cómo se han desarrollado los acontecimientos [se refiere a la boda de Rocío y Fidel Albiac], me he conmovido mucho y me ha dolido. Yo sé perfectamente lo que mi marido pensaría y haría. Y en memoria suya, yo estoy aquí sentada.
¿Crees que te intentaron embaucar con el tema de la herencia?
Sí, por supuesto. Ahora mismo no firmaría lo que firmé. Hablan de recuerdos pero a mí nadie me ha pedido fotografías, por ejemplo.
¿Qué te pidió Rocío Carrasco de su padre?
El Rolex de oro de Pedro y una escultura. Y yo se lo llevé sin ningún papel. Me desprendí de aquello con todo el cariño del mundo.
¿Por qué crees que se comportó así?
Con el transcurso de los años y los hechos, una persona habla por sí sola. A las personas que te dan cariño nunca hay que olvidarlas y yo creo que Rocío ha recibido amor de muchas personas, entre ellas yo, y a cambio he recibido una patada en el culo.
¿Nunca se interesó por tu estado de salud, que durante un tiempo fue muy delicado?
Nunca jamás. Quien sí se preocupó fue Antonio David Flores. Me llamaba por teléfono y como yo no me ponía, hablaba con mi familia para saber cómo estaba. Ahora me arrepiento de no haber tenido relación con él durante estos años, y eso que él quería que nos viéramos en privado para que nuestras familas se conocieran. Pero no lo hice por respeto, por no molestar a Rocío. Ahora ya he llamado a David.
¿Cuándo fue la última vez que se vieron?
Yo convencí a Pedro de comprar unos regalos y llevárselos a los nietos, para así entrar en una conversación y arreglarse. Fuimos y estaban Rocío y Fidel. Y la conversación que tuvieron, conmigo se irá a la tumba. Pedro, cabizbajo, me cogió de la mano y me dijo “cariño, vámonos”.
¿Qué veía Pedro en Fidel que le hacía desconfiar de él?
Lo que vio no le gustaba, pero no era él solo, tampoco a Rocío Jurado ni a ningún miembro de la familia. A ninguno. Y a muchas de las personas que han ido a la boda, tampoco