“Incompatibilidad de agendas”. Esta es la excusa educada que se da en el mundo de la farándula cuando uno quiere o bien cortar con una persona, o bien pasar del plan que te propone alguien. En cualquier caso, viene a significar lo mismo: ‘no te trago’.
Precisamente esto ha sido lo que ha alegado Shakira para ausentarse de la boda blaugrana del 2017, la de Leo Messi y Antonella Roccuzzo. Este año, los dos argentinos declararán lo mucho que se quieren ante cientos de invitados, pero ninguno de ellos será la pareja de Piqué.
La enemistad entre ambas mujeres es tan remota como clásica. Su mala relación podría tener su propio capítulo en un libro sobre historia del club. Y es que desde que Shak llegó a la grada VIP del Barça, el resto de novias de los demás jugadores le han dado de lado. ¿El motivo? Antonella. Ella es la lideresa oficial de las WAG, y como si estuviésemos en una película americana y ella fuera la capitana de animadoras, habría conseguido que todas ‘marginaran’ en cierto modo a la ‘nueva de la clase’. En efecto, Shakira.
No es que Roccuzzo tenga nada particularmente en contra de la Mebarak, más bien se trata de un código amistoso que nadie entiende muy bien. Resulta que Antonella es íntima amiga de la ex de Gerard, Nuria Tomás, y no llevó nada bien ver sufrir a su íntima cuando el futbolista se enamoró de la artista del Waka Waka.
Ahí radica toda la tensión, en una anécdota vieja. Shakira ahora tiene que estar alegrándose de que exista. Así se ahorra el regalo y pagar el cubierto. Todo ventajas.