'Sálvese quién pueda', el spin-off de 'Sálvame', se estrenó en Netflix el pasado 10 de noviembre con ocho colaboradores del programa dando lo mejor de sí mismos alrededor de algunos formatos latinoamericanos. Desde entonces las redes sociales se han volcado completamente con el formato, que está siendo uno de los más vistos de la plataforma. Lydia Lozano sin trabajo y acusada de ser una mala periodista, una pletórica Belén Esteban triunfando allá donde va, un cascarrabias Kiko Hernández que no para de pedir dinero para los gastos, "Terelú...", un alocado Víctor Sandoval (56 años) pidiendo mamey a cada segundo... Cada uno de ellos con una pequeña parcela que arranca las carcajadas de sus seguidores. Pero entre todos esos momentos, el que fuera presentador de 'Mamma mía' ha recordado su terrible matrimonio con Nacho Polo (48 años), el empresario del que se divorció en 2013 tras 20 años de vida en común. ¿Qué fue de él? Tras el fin de su historia de amor la vida de ambos no ha podido ser más diferente: mientras el colaborador de Mediaset no ha tenido suerte con otras relaciones, está en tratamiento psicológico y ha vivido momentos económicos muy duros, el decorador lleva una vida de lujo junto a su nueva pareja, un millonario coleccionista de arte de Miami llamado Robert Onuska.
Las redes sociales del exmarido de Víctor muestran su elevado tren de vida: el interiorista no para de viajar por todo el mundo viviendo en unas condiciones envidiables. Restaurantes de lujo en Nueva York, escapadas a Marrakech, arte y moda en Berlín o recurrentes eventos de sociedad en París son los planes habituales que disfruta su nueva pareja, con la que este año cumplirá diez años de relación.
En su perfil de Instagram Nacho no duda en publicar carísimos cuadros, esculturas y objetos relacionados con el mundo del arte, las habitaciones de los mejores hoteles en las capitales de medio mundo y vestido de marcas de lujo. Y es que además de manera frecuente publica instantáneas de sus compras en Yves Saint Laurent, Hermés o inmortaliza sus trayectos en helicóptero privado. Todo lo contrario a Víctor, que viaja en clase turista, hace planes sencillos y viste con prendas de precios asequibles para todos los bolsillos. De hecho, el presentador confiesa en el formato de Netflix que ha tenido incluso que pedir dinero para poder comer tras pasar varios complicados baches en su economía.
Mientras Sandoval intenta de una vez por todas salir del bache emocional que le provocó su divorcio (en el docureality llega a decir que lleva en tratamiento más de diez años por su culpa), Nacho triunfa en el amor. Polo comenzó su historia de amor con su actual pareja en enero de 2013 y desde entonces no se han separado en ningún momento. De hecho, en sus redes sociales hay muchísimas fotografías juntos. ¿Quién es? Se trata de un empresario muy conocido en la alta sociedad de Miami que hace inversiones en el mundo del arte y que es dueño de una cadena de pastelerías con varios establecimientos en Estados Unidos.
La casa de Víctor y Nacho en Miami, maldita
Uno de los momentos más estrambóticos del segundo episodio de 'Sálvese quien pueda' es el regreso de Víctor Sandoval a la casa en la que vivió con Nacho Polo. El equipo lleva al protagonista junto a Belén Esteban, Kiko Matamoros y Terelu Campos al lugar en Miami y allí se enteran de algo surrealista. El presentador y sus compañeros intentaban entrar en la vivienda cuando una vecina dela urbanización les contó que la mujer que compró la casa al colaborador en su día había fallecido allí mismo.
"La señora, nada más llegar nosotros, se murió. Según llegamos, se murió. ¿Te parece normal? ¡Ahora tengo una culpa...! ¿Y si se ha muerto por nosotros, del susto?", expresó el protagonista a los redactores del programa. "La traducción que ha hecho Víctor... O no se ha enterado o ha contado lo que le ha dado la gana, no sé", reconoció Terelu Campos tras escuchar las palabras que decía su compañero sobre lo ocurrido en la casa. Y es que lo que realmente había dicho la vecina es que la mujer había fallecido semanas antes y no cuando Sandoval decía. "Está maldita, esta casa está maldita", aseguró al irse. "¡Yo podría haber muerto en esa casa!", insistió, refiriéndose a la picadura de la araña por la que tuvieron que amputarle un dedo de la mano.