Nadie dijo que ser colaborador de televisión era una tarea fácil. Y menos, si, encima, hay un recorte de tertulianos que ha dejado el Debate de GH sin la mayoría de sus rostros habituales. Muchos de los que se han caído del programa seguro que están deseando volver y, evidentemente, eso provoca un poquitín de estrés entre los que todavía mantienen su puesto de trabajo. Pero hay uno que está en la cuerda floja. Uno que podría abandonar el programa en los próximos días. Y todo por haber enfadado a la dirección... Madre mía, se avecinan curvas.
La entrada de los vips a GH Revolution le ha dado un soplo de aire fresco al programa. Kiko Rivera, Aly Eckmann y Carlos Lozano se han instalado, de nuevo, en Guadalix para volver locos a los actuales concursantes. Y claro, hay tanto que comentar que los colaboradores del Debate no pueden con su vida. ¡Cuántas emociones juntas! Por suerte, ahí está Jordi González para ir calmando los ánimos y repartiendo los turnos de palabra. Pese a que algunos no le hagan demasiado caso...
El presentador se ha hartado. Ya no soporta que los tertulianos pasen por encima de su autoridad y crean que el plató es suyo. Pero no solo él tiene la paciencia al límite. La dirección del Debate ha tenido que amenazar con la expulsión del formato a uno de los colaboradores que menos respeta los turnos de palabra. Una advertencia, medio en serio, medio en broma, que podría dar con los huesitos del tertuliano en la calle. ¿Quién puede ser?
“Me dice la directora que si vuelves a interrumpir te va a despedir para siempre”, amenazó Jordi González a Miguel Frigenti, uno de los colaboradores que más vive el programa. El joven quiere comentarlo todo y no entiende que debe parar de vez en cuando. “¡La directora te va a despedir para siempre, cosa que yo celebraré!”. El pobre Jordi está desbordado. Mantener el orden entre tanto carácter desbocado no es nada fácil.
Esperemos que no se cumplan las amenazas y que Frigenti continúe en su sitio. Para alguien que tenemos que sabe todo lo que pasa y deja de pasar en la casa, ¡no le echemos!