Todavía no nos hemos repuesto del susto que ha supuesto para la cuenta corriente de Cristiano Ronaldo el regalo que ha hecho a su madre: un espectacular Porsche blanco, que ha costado 60.000 euros. Pero para él eso no es nada si puede ir por la vida regalando islas privadas a los amigos que se casan. Hasta 50 millones de euros pudo haber invertido en el terreno rodeado de mar que le entregó a su mánager en el día de su boda. Los hay espléndidos.
Pero él no es la única celebridad con ‘bolsillo fuerte’ que siempre resulta la más generosa de su grupo de amigos. Otras, para pedirte perdón por haberse ido de la lengua y revelar el sexo de tu hijo (le pasó a Kelly Rowland con Beyoncé), obsequian con una bañerita para bebés plagada de cristales Swarovskys. Muy probablemente, el regalo más ostentoso del mundo.
Cuadros de Van Gogh para un niño que ha cumplido un año, pianos carísimos, abrigos de pelo de zorro, cochazos, plantaciones, árboles… hay presentes para todos los gustos, pero no para todas las carteras. Para poder hacer frente a estos regalitos uno tiene que ahorrar mucho. Muchísimo. Algunos, toda su vida. Pero, sinceramente, como el cariño no se compra ni se vende, donde esté un buen abrazo cargado de sentimiento, que se quiten los Porsches, los Birkins y las propiedades. No seremos ricos, pero cuánto nos quieren.