En Trujillo, localidad de la provincia de Cáceres, nada es lo que parece. Y es que su poderoso castillo hace creer a los visitantes que todo es medieval; lo que no saben los viajeros, es que Trujillo esconde una gran variedad de estilos arquitectónicos y mucho encanto entre sus calles.
Si caminan por las calles de la localidad cacereña lo lógico sería comenzar el paseo por su casco histórico, al que se puede acceder desde cualquier parte del pueblo, pero lo más recomendable es que el viajero comience su caminata por el este. Accediendo al centro de Trujillo por este punto cardinal, el visitante encontrará uno de los barrios más modernos de la localidad, donde encontrarán la iglesia de San Francisco y el palacio de Juan Pizarro de Aragón para posteriormente acceder a la Plaza Mayor de Trujillo.
La plaza del Trujillo es extremadamente grande en comparación con el resto del pueblo, tiene forma irregular y derrocha patrimonio. Este ágora fue un lugar de encuentro muy relevante para los romanos, los musulmanes y, finalmente, los cristianos. La Plaza Mayor de la localidad cacereña está coronada con la iglesia de San Martín de Tours, que destaca por su escalinata y sus bóvedas. En esta ubicación también nos podemos encontrar la estatua ecuestre de Francisco Pizarro, uno de los trujillanos más importantes de la historia, por ser el líder de la expedición que inició la conquista de Perú.
Las calles y la arquitectura de Trujillo
Tras visitar la plaza el viajero se adentrará en las callejuelas de la localidad, que poco tiene que ver con lo visitado anteriormente. Adentrándose en las calles que componen el casco antiguo de Trujillo se pueden encontrar diversas épocas, ya que el visitante se topará con el Palacio de los Escudos, de estilo renacentista barroco, con un trozo de muralla medieval o con el Alcazarejo de los Altamirano que data del siglo XIII y tiene inspiración románica.
Otros atractivos turísticos de Trujillo, compuestos de rasgos medievales, son la Puerta del Triunfo o el arco de San Andrés, uno de los edificios que son de mucha ayuda para que los viajeros se sitúen en el pueblo. La localidad cacereña tampoco esconde su pasado, por lo que también podemos encontrar arquitectura árabe, como en el Aljibe de Altamirano, o el estilo gótico en el altar de Santa María la Mayor.
¿Por qué debo visitar Trujillo en abril?
Semana Santa es una época excepcional para visitar la localidad de Trujillo y no solo porque llega el buen tiempo, si no porque abril es el mes en el que el pueblo se llena de eventos. Una de las fiestas que no te puedes perder es el Chíviri, un festejo que reivindica los bailes, trajes y canciones tradicionales de Trujillo; además, este pueblo se encuentra cerca de Plasencia, donde la Semana Santa es una fiesta de interés internacional.
Otros motivos por los que abril es el mejor momento para visitar este pueblo cacereño es la vuelta de las cigüeñas tras el invierno y que se puede complementar con la visita al parque nacional de Monfragüe; y para los amantes de la gastronomía, el último fin de semana de abril podrán disfrutar de la Feria del Queso.