Anne Igartiburu ha recibido este jueves en '10 momentos', su programa de Telemadrid, a Bertín Osborne. El cantante y presentador ha hecho un recorrido por los episodios más íntimos de su vida y ha dedicado unas preciosas palabras a su primera esposa, Sandra Domecq, que falleció en 2004 víctima del cáncer a los 51 años. "Nos casamos antes de tiempo, si me hubiera casado 8 ó 9 años más tarde hubiéramos seguido juntos seguro", ha dicho emocionado.
Bertín ha explicado a Anne Igartiburu que su boda y el nacimiento de sus hijas mayores le pilló desbordado por la llegada del éxito a su vida. "Cuando ellas nacieron, yo estaba en pleno vorágine musical. Hacía giras por América 2 y 3 meses, volvía 15 días y me iba 2 meses más. No las vi crecer", ha explicado. Precisamente, de no pasar más tiempo con sus hijas Alejandra, Claudia y Eugenia es de lo que más se arrepiente el presentador.
"Todos hemos cometido 50 errores en la vida y en mi caso 500. Con mis hijas la cosa era complicada y podría haber aflojado en algún momento, me equivoqué. Pensaba, y es verdad, que en esta profesión, si te paras un poco, te pasan por encima", ha contado con brillo en los ojos, a lo que ha añadido con pesar: "te pierdes muchas cosa que ellas no olvidan. Un cumple que no estás o fechas en las que faltas porque de verdad no puedes".
Bertín ha explicado que durante su matrimonio con Sandra Domecq y la llegada de sus hijas no estuvo presente al volcarse en su carrera musical. Considera que "uno pierde la cabeza" con la llegada del éxito a su vida. "Ahora, con mis hijos es diferente. Mi vida es distinta desde que llegó la tele y mi vida es menos caótica. No quiero que me pase con mis hijos como con mis hijas", ha explicado.
A pesar de todo, Bertín está volcado en sus hijas ahora y es su gran apoyo. Anne le ha puesto un vídeo de Eugenia, Alejandra y Claudia hablando de su padre y ha comentado emocionadas: "No le podemos mencionar a mi madre porque se viene abajo, la echa mucho de menos. Las hermanas han recordado los últimos días de vida de su madre y como Bertín estuvo allí con ella agarrado de su mano. "Mi madre tenía una sonrisa de oreja a oreja", han contado.