A sus 84 años, Benedicta Sánchez ha demostrado que nunca es tarde para vivir emocionantes primeras veces. La actriz gallega ha ganado el Premio Goya a la Mejor Actriz Revelación y, con su naturalidad, ha hecho que el Palacio de Deportes José María Martín Carpena de Málaga se venga a bajo y rompa en aplausos con su entrañable discurso de agradecimiento.
Benedicta no podía creerse cuando, nada más arrancar la noche, cumplía en sueño de conseguir un 'cabezón'. Se llevaba las manos a la cabeza cuando el equipo de 'O que arde' la arropaba y llenaba de besos y abrazos. Sin cortarse, cogía un pañuelo y se sonaba la nariz, pasando de protocolo y encorsetamientos. De esta manera ya se ha metido a todos en el bolsillo.
Pero el momento más entrañable protagonizado por la actriz gallega ha llegado, cómo no, con su inesperado discurso, pero lleno de alma y divertidos 'ex abruptos'. "Hay sorpresas en la vida pero esta es una muy grande en mi existencia larga. Gracias. Igual ya es infinito las personas a las que quiero dedicarles el premio. Pues empezaré por mis padres, que me permitieron que esté aquí, porque gracias a ellos nací", empezaba, tímida y aún en shock, y arrancando las risas cómplices del auditorio.
"A mi hija, que me llevó al casting", continuaba. Y es que uno de sus deseos esta noche va a poder hacerlo realidad: "Si me dan el Goya se lo daré a mi hija que es quien me llevó a los cástings", decía en la alfombra roja, con humildad.
"No creo que haya princesa que haya tenido un trato tan maravilloso como el que yo he tenido con Óliver [el director de 'O que arde'] y el equipo", decía arrancando más aplausos.
Después de acordarse de su querida Galicia, "a miña terra meiga", ha enternecido a todos porque no sabía continuar el discurso y no dudaba en pedir ayuda: "Ayúdenme, díganme cosas para que pueda decirlas, porque me quedo enmudecida". Cuando ya se ha enterado de que no tenía por qué continuar, con la misma frescura, decía ante el micro: "No es menester... ¿Me puedo ir ya?".
Cuando ya veía que se libraba del apuro, ha querido, finalmente, mandar un conmovedor mensaje a sus nietos, que ha emocionado a la audiencia: "Gracias, gracias para mi hija y mis queridos nietos, Adrián y Pau, que no se olviden de la yaya, que les quiere mucho". Definitivamente, si hay un momento para el recuerdo de la noche de esta 34 edición de los Goya, Benedicta se ha convertido en su protagonista.