Miguel Bosé estaba citado a declarar, a través de una videoconferencia, el 7 marzo a las 16 horas. Él era una pieza fundamental en el juicio por supuesta apropiación indebida por el que están siendo juzgada su madre. A Lucía Bosé se le reclama el dinero que obtuvo tras la venta de un cuadro que, presuntamente, no le correspondía, un Picasso que el propio artista regaló a la tata de la familia en una de sus visitas a los Dominguín. La versión de la actriz es que fue la trabajadora del hogar quien se lo dio a ella y a Miguel ya que a ella no le gustaba. Ahora, la familia de Remedios lo reclama, aunque no será posible puesto que Bosé lo vendió hace unos años, y por el que recibió casi 200.000 euros.
La tata Remedios tenía debilidad con Miguel y, durante algunos años, el cuadro estuvo en su casa, según la versión de los Bosé, esta se lo dio. Pero, al no haber documento que lo acredite, la familia de la empleada del hogar desconfía, por eso tomaron la decisión de demandar a la empleadora de su tía, después de conocer la suma que la pieza había alcanzado en una subasta.
Cuando llegó el momento en el que Miguel debía comparecer, se contactó con él, apareció en la videoconferencia para, a continuación, solo decir: “No voy a declarar nada en contra de mi madre. Muchas gracias”. El artista se estaba acogiendo a su derecho de no declarar y así hizo.
En esos momentos, el que un día fue actor de ‘Suspiria’ se encontraba en México, por lo que no pudo estar al lado de su madre en este importante trance. Lucía llegó por la mañana a los juzgados arropada por sus abogados y por su secretaria, su mayor apoyo estos últimos años.