Parece que ya es tradición: cuando un actor de la meca del cine visita nuestro país, tiene que hacer parada obligatoria por ‘El Hormiguero’ y saludar a Trancas y Barrancas. Por eso ha sorprendido que la última entrevista de Richard Gere en la televisión española se la haga Javier Cárdenas en 'Hora Punta' y no Pablo Motos, ¿qué ha pasado?
No es que las críticas que el pelirrojo ha recibido por parte del star-system (Charlize Theron y Jesse Eisenberg le pusieron a caer de un burro) hayan llegado a los oídos del novio de Alejandra Silva, todo tiene más que ver con una cuestión institucional. Que acuda a TVE, la cadena pública, y no a un medio privado como Antena 3, es porque la primera es el medio oficial del Festival Internacional de Cine de Barcelona, que este año premia al intérprete de cabello cano.
El motivo de la visita de Gere a nuestro país, además de tener que ver con este importantísimo galardón que recibe del festival catalán, también está vinculada con la presentación de su última película ‘Norman, el hombre que lo conseguía todo’.
Para recibir a tan insigne invitado, anoche, Cárdenas se vestía de etiqueta. Richard, tras estrechar la mano de su entrevistador, se centraba en saludar al público al que sí brindaba una gran sonrisa. Se produjo entonces una situación que, desde luego, en ‘El Hormiguero’ no tuvo lugar cuando el intérprete de ‘Chicago’ estuvo la última vez: tuvo sentada al lado suya a su intérprete. El presentador explicó que su entrevistado había pedido no tener que usar pinganillo, el método que siempre se emplea con invitados extranjeros en el show de Motos. “Es mucho más agradable si tenemos a una chica aquí, que si alguien nos susurra al oído”, explicaba. Tras unas cuantas bromas sobre su español, que ha definido como “terrible”, Gere se ha mostrado muy cómodo, simpático y cercano, que hasta ha tratado de calmar al periodista, que no daba crédito a la personalidad que tenía delante, y no podía evitar sentirse, un poco, como el pueblo de Villar del Río en 'Bienvenido Mr. Marshall'. Solo le faltó cantar "americanoooo te recibimos con alegríiiiia". Olé mi 'mare', olé mi suegra y olé mi tía, apostillábamos desde casa.