¡Qué está pasando! De repente, ponemos la televisión y aparece María Patiño con una máscara en Sálvame como si fuera Hannibal Lecter en El silencio de los corderos. Y todos actuando tan normales, como si no estuviésemos asistiendo a un espectáculo único, nunca visto. ¿Qué le pasa a María? Menos mal que ella misma nos lo ha explicado. Desde luego, lo que no ocurra en este programa, no puede ocurrir en ningún sitio...
En Sálvame hemos visto de todo. Colaboradores disfrazados de cualquier cosa, presentadores haciendo la croqueta por el suelo, pintores en directo, duelos de baile, incluso de cante, pero, incluso con todo eso en la memoria, aún consiguen sorprendernos. La maquinaria nunca para y eso se nota. Ayer fue María Patiño la que hizo que saltásemos de la silla y nos quedásemos pegados a la pantalla. ¿Por qué llevaba una mascarilla? ¿Por qué nadie parecía inmutarse? ¿Por qué la propia colaboradora se resignaba? Madre mía, cómo está el asunto.
Patiño conectaba con Carlos Lozano para comentar la polémica que el nuevo defensor de la audiencia había sembrado entre los colaboradores. “Carlos, no me ves pero es mejor que no me veas”, bromeaba. Este, que se encontraba fuera de plató, no entendía nada, claro. “¿Estás bien?”, preguntaba. “Tengo un poco de gripe y Jorge Javier Vázquez, que tiene una obra de teatro y no puede faltar, me ha puesto una mascarilla en la cara”. ¡Por fin!
Todo era cosa de la enfermedad. El presentador, al enterarse de la posibilidad de acabar con una gripe en cama -y viendo como se las ha gastado este año, mejor evitarlo-, aislaba a Patiño y la ponía en cuarentena. “Te trata como una apestada”, le decía Lydia, así, poniendo un poquito de buen rollo en todo esto. “No me importa”, afirmaba María, ya entregada a la causa. Al menos, cuando el presentador no estaba cerca, podía quitársela y hablar con normalidad.
Esperamos que María se mejore pronto y no tenga que volver a caer en las redes de la mascarilla. Ay, con este precedente, más vale no llegar a Sálvame con toses y mocos...