‘Planeta Calleja’: Jorge Cadaval, entre lágrimas, cuenta el momento más duro de su vida

"Llegué a recibir cartas con amenazas de muerte", ha contado el humorista que llegó a temer por la vida de sus sobrinos incluso.

Jorge Cadaval

Tras Ana Botín y Sandra Barneda, han Los Morancos los últimos famosos en sumarse a la aventura de Jesús Calleja en ‘Planeta Calleja’, que ha emitido esta noche Cuatro. Jorge y César Cadaval han recorrido Turquía, con paradas en Estambul y la región de Capadocia, y han vivido momentos de lo más emotivos. Jorge se abrió en canal con el aventurero leonés y juntos charlaron sobre temas como su homosexualidad y la polémica del Caso Arny.

A Jorge no le hizo falta contar en casa que le gustaban los chicos. Y lo explicó de la mejor manera: sus hermanos tampoco contaron que a ellos les gustaban las chicas, ¿por qué iba a ver diferencias? “Me he criado en una casa con seis varones y una hembra y mi madre nunca me puso ninguna traba. Tengo la suerte de haber nacido en una familia maravillosa con un padre maravilloso. Yo era su hijo y cuando tú quieres a tu hijo lo quierEs como sea porque el amor no tiene sexo, color ni condición”, resaltó.

Llegados a este punto, Calleja se atrevió a preguntar por un capítulo clave y muy polémico en la vida del humorista, el caso Arny. “Te voy a preguntar por el caso Arny. Para quien no lo sepa, había un bar de gays donde había chaperos, que son como prostitutas en chino. Había uno muy joven, con 16 años, que denunció y se inventó una historia que luego reconoció”, explicó a la audiencia Jesús Calleja mientras tomaba un té a solas con el sevillano.

"Lo viví fatal porque llegué a recibir cartas con amenazas de muerte y me decían que sabían a la hora que mis sobrinos salían del colegio. Lo pasé peor por los míos que por mí, porque yo no quería que ellos sufrieran. Cuando pasó todo esto hacía siete meses que mi padre había muerto y me alivió que no tuviese que vivir todo esto. Mi madre sí lo vivió pero siempre me miró con una mirada que sabía… Una mirada de cariño, de complicidad entre los dos”, dijo con lágrimas en los ojos.

Aquella pesadilla “duró dos años” y reconoce que todavía hay quien le llama “pederasta”. “Ha sido una exposición pública de la que salí reforzado. Teníamos una empresa y perdimos contratos, pero mi hermano César es un tío de los pies a la cabeza y lo adoro y siempre me apoyó”, recalcó emocionado y muy orgulloso de la familia que le ha tocado y los amigos que ha elegido.