Desde la emisión de 'Cantora: la herencia envenenada' no se habla de otra cosa. Irene Rosales adelantaba su viaje a Madrid para acompañar a su marido, Kiko Rivera, en la que ha sido una de las noches televisivas más complicadas de su vida, un antes y un después en la relación con Isabel Pantoja a quien tachó de "mala madre" e incluso "mala persona". 

Kiko Rivera ha encontrado en su mujer un apoyo incondicional, alguien en quien confiar de manera absoluta en una etapa en la que, sin estarlo, se encuentra huérfano, decepcionado por la mujer que le dio la vida, Isabel Pantoja. Dejando al margen esta guerra familiar, la pareja aprovechó su estancia en la capital para disfrutar de una velada romántica.