¡Menudo susto nos ha dado Paz Padilla! De las lágrimas de felicidad tras recibir una inesperada sorpresa ha pasado a las lágrimas de dolor. La presentadora de Sálvame ha sufrido un desagradable percance doméstico por el que no le ha quedado más remedio que ir corriendo al médico. Sí, Paz estaba tranquilamente en su vivienda haciendo carne al horno cuando, de repente, se le ocurrió utilizar un cuchillo jamonero. A través de su perfil oficial de Instagram, la gaditana ha contado el suceso con pelo y señales y ha mostrado su dedo índice tapado por una venda.
"Os voy a explicar lo que me ha pasado. Resulta que el otro día hice carne al horno. Quise cortarla y el cuchillo no me cortaba muy bien y tuve la brillante idea, la estupidez mejor dicho, de coger el cuchillo jamonero. Y entonces... ¡raaaf! Me han puesto tres puntos. Así soy yo, por hacer el tonto", ha explicado Paz Padilla con su gracia natural.
Y, además, ha vuelto hacer uso de su característico sentido del humor y, entre risas, ha contado que se ha pintado las uñas de color rojo y, para no desentonar, ha decidido pintarse también el apósito. ¡Siempre diva pase lo que pase!
Pero ojo al dato que no es la primera vez que termina con los dedos inmovilizados. Hace más de un año, concretamente el 28 de noviembre del 2019, Paz Padilla acabó con la mano inmovilizada después de 'forcejear', en medio del plató de Telecinco, con Kiko Hernández por una información que había saltado por la infidelidad de un famoso. La actriz acabó por el suelo fingiendo desmayarse pero la verdad es que su falange había quedado MUY dolorida.
Y es que, ¡de casta le viene al galgo! Anna Ferrer, su hija, también se cortó dos dedos durante sus prácticas como becaria en el departamento financiero de Mediaset y así se lo hizo saber a todos sus seguidores de redes sociales: "Bueno, os voy a contar la dura vida de la becaria. Hoy archivando documentos, porque no solo llevo cafés sino que a veces también archivo, me he cortados dos dedos".
Afortunadamente, Paz se encuentra en perfectas condiciones y todo ha quedado en una anécdota más. ¡Mucho ánimo!