“Sois familia”, le dice Anna Ferrer (25 años), hija de Paz Padilla (53 años), a su grupo de amigas. Y, en ese selecto círculo, el nombre de la nietísima de los reyes eméritos, Victoria Federica (22 años). La veinteañera es una más entre instagramers y tiktokers; y esta comida de Navidad que organizaron las Padilla es solo una prueba de ello.
Pese a que se empeña en no ser catalogada como una influencer, “quiero trabajar en moda, pero no me dedico a ser creadora de contenido”, tal y como desveló a la revista InStyle en su número de diciembre, lo cierto es que vive rodeada de ellos. Cuenta con amigos músicos, toreros, soliciatiés… pero, sin duda, lo que más abunda en la agenda de contactos de Victoria Federica son los y las influencers. Ayer, su presencia en la comida de Navidad que organizaron Paz Padilla y su hija Anna cumplía un cometido publicitario: acudir a la presentación de la línea de joyas que estas han lanzado para su marca de inspiración gaditana. La hija de la infanta Elena había sido invitada, junto a otras compañeras de profesión de Ferrer Padilla, a conocer estas piezas bañadas en oro que recuerdan a las características ‘orejas de mar’ que se pueden encontrar paseando por la orilla de Zahara de los Atunes.
Marichalar Borbón brindó con champán, se sentó a la mesa que tan primorosamente había decorado Paz, e hizo tiktoks con ella. No podían faltar. Se hizo mil fotos. Grabaron cientos de vídeos. Y todo ese contenido inundó las redes sociales de estas quince influencers que ayer fueron invitadas; cada una de ellas con decenas de seguidores. Una perfecta campaña de marketing a la que no es la primera vez que recurre Paz. La mayor novedad en el aspecto publicitario, es que, en esta ocasión, Padilla ha abierto las puertas de su impresionante casa. La presentadora lo organizó todo en su casa, que sirvió como marco navideño para la presentación del producto. El beneficio es doble: se ahorra la contratación de un espacio, y, lo más importante, resulta mucho más atractivo, a la hora de generar contenido que las fotos hechas por las influencers tengan como telón de fondo el hogar de la propia anfitriona. Para ello, decoró todo como solo ella sabe (hasta hizo una chimenea para aportar mayor sensación de confort), contrató los servicios de un cátering que preparó los platos en su amplia cocina; y también contó con la actuación de Juan Peña, que llevó su música a un improvisado escenario ubicado en el salón del chalet. El sabor casero, era un punto extra en esta estrategia de marketing.
Todas hablaron maravillas del evento organizado por Paz Padilla. Todas acabaron contentísimas con las risas y los bailes. Y todas, claro, le dieron públicamente las gracias; encantadas por formar parte de esta familia de la que hacen bandera madre e hija.
El anterior encuentro de Paz Padilla y de Victoria Federica
Esta no ha sido la primera vez que han coincidido Paz Padilla y la hija de la infanta Elena. Fue en la fiesta de una marca de lujo, celebrada hace algunos meses y en la que pinchaba Jorge Bárcenas, cuando este aún era pareja de Victoria Federica. Entre paso y paso, la presentadora y la sobrina de Felipe VI hicieron muy buenas migas. La joven ya conocía a Anna, pues ambas tenían amistades en común, como los influencers María G. De Jaime y Tomás Páramo.
“Una noche de encuentros mágicos”, escribió entonces Paz, encantada de haber compartido tiempo con la nieta del emérito, mientras subía una foto cogiendo en brazos al perrito que Victoria Federica adoptó.
Victoria Federica, en un mal momento con su madre
Cuando Victoria Federica atraviesa un momento de máxima tensión con su madre, la infanta Elena, tal y como ha podido saber en exclusiva Lecturas, puede que esta celebración tan familiar y navideña sea de las pocas que vaya a tener en estas fiestas. La veinteañera desea abandonar el domicilio familiar y trasladarse con su abuela, la reina Sofía, al Palacio de la Zarzuela. Marichalar Borbón ya habría manifestado su deseo de querer dejar de vivir en el piso ubicado en la calle Niño Jesús, y al que regresó tras su ruptura con Bárcenas. El DJ y ella compartían casa mientras salían; una vivienda de lujo ubicada en la céntrica Castellana de Madrid. Una vez se acabó su relación, la joven volvió a vivir con su progenitora. Una situación a la que no parece haberse acostumbrado y con la que no está nada de cómoda.