“Hoy estoy triste. Triste porque tengo cáncer. Porque no me encuentro bien. Porque los míos están tristes. Porque tengo la cabeza a tope y el cuerpo a cero”. Así arranca el último post de Pau Donés. El cantante fue operado en agosto de cáncer de colon y ahora en octubre comenzará su tratamiento para acabar con la enfermedad, y esto, como es natural, le da miedo. Le da miedo lo desconocido, lo que le espera, cómo se sentirá tras las sesiones y también lamenta no poder hacer las cosas que más le gustan, “voy a estar un año sin poder nadar, sin pisar la nieve, sin subirme a la moto, sin viajar, sin tocar…”.
Pau ayer no tenía un buen día y necesitaba desahogarse. Lo hizo con sus lectores, sus fans, esos que tanto han lamentado que cancele su gira de conciertos por el peor de los motivos. No quiere hacerse el fuerte y pretende ser sincero con todos ellos, porque de nada sirve engañarlos. Engañarse. El cáncer es una auténtica faena, y decimos ‘faena’ por no soltar un taco.
“Hoy estoy hasta los huevos de estar enfermo, porque si no lo estuviera, mañana viajaríamos a Lima y luego empezaríamos una gira por los EEUU. Y me enceraría la tabla de snowboard, y me iría a dar una vuelta con la moto, y los míos no estarían tristes”. Como es natural, especialmente lo siente por su familia y amigos, que lo ven enfermo y eso los marchita aún más.
Los malos días son habituales cuando se está enfermo, aunque él reconoce que trata de evitarlos en la medida de lo posible. “Hoy tengo un día gris, aunque sé positivamente que mañana, cuando me levante, todo volverá a ser azul como siempre.”
Eso sí, la fuerza no la pierde y afirma categórico: “a este puto cáncer le voy a dar de hostias hasta en el carnet de identidad”. ¡Así se habla!