A nadie le ha pasado por alto que Pablo Castellano (37 años) ha sido el vencedor de la última edición emitida de El Desafío, y eso ha puesto en evidencia lo poco que se conoce al marido de María Pombo. Si bien ella es la influencer por excelencia en nuestro país, y de lo que más presume es de familia, puesto que después de su documental conocemos a cada uno de los miembros que la forman, lo cierto es que quién menos se ha abierto y cuya personalidad sigue siendo en parte un misterio, es precisamente Pablo, cuyo carácter es muy introvertido, y a pesar de la exposición que inevitablemente tiene en las redes, prefiere pasar en la medida de lo posible inadvertido.
Y es que, aunque sería una tontería negar que una gran parte de sus ingresos provienen de su propia imagen y de la publicidad, porque es lo que le ha supuesto ser marido de alguien tan conocido como María Pombo, lo cierto es que Pablo nunca ha dejado de trabajar en sus empresas, que en su mayoría ya tenía antes de comenzar su relación y de que todos los seguidores de su mujer le conocieran y siguieran.
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GTRES
Pablo ostenta cinco cargos en órganos de administración y dos como socio. Comenzó su andadura empresarial en 2016 con Just in Case SL junto a su hermano Jacobo, ofrecen consultoría y gestión empresarial, servicios de limpieza, compraventa y arrendamiento de inmuebles y todo tipo de apoyo a empresas, hostelería y restaurantes. En 2017 dio de alta Casdepa Capital Gestión SL, en este caso lo hizo solo y se dedica a la “consulta y asesoramiento sobre dirección y gestión empresarial”.
Un año más tarde comenzó con “la prestación de administrativos, contables y asesoramiento de empresas, y la asistencia, gestión, compraventa y servicios necesarios para la actividad de los restaurantes”, lo que hace a través de Grupo Hostelería Canino SL. Ese mismo 2018, junto a su hermano y otro amigo arrancó con Lakis promociones singulares SL, en la que los tres son administradores solidarios y cuyo objetivo es la promoción y construcción inmobiliaria. En 2022 se asoció con María Pombo y tres amigos más para gestionar su negocio más público, las tortillas de ‘La Martinuca’ que desde que se venden causan sensación, la empresa se llama Tortilleros Ilustrados SL y Pablo es consejero y apoderado de la misma, en la que está muy implicado.
Pero la joya de la corona es la empresa con la que empezó en 2011, lo hizo junto a su hermano Jacobo tras fallecer su padre. El progenitor se dedicaba a la construcción, y cuando falleció tenía una mujer que no era su madre, lo que hizo que el reparto de la herencia fuera complicada, puesto que hubo cosas que tal como Castellano ha contado se dijeron de palabra, pero no quedaron reflejadas. Sin embargo, los hermanos, se quedaron con algo que jamás perderán, y es todo lo que él les enseñó del negocio, y que ahora se ha convertido en su medio de vida. Arch & Array Hijos SL, es la muestra de ese legado.
A través de esta sociedad están haciendo trabajos tan reconocidos como por ejemplo la reforma del mítico restaurante Estadio 57, que está ubicado dentro del estadio Santiago Bernabéu y los palcos VIP del mismo, algo que ha mostrado en el ya citado documental y de lo que se siente muy orgulloso, pues aunque contaba que los inicios fueron difíciles y que han ido aprendiendo muchas cosas sobre la marcha, finalmente han sacado adelante un negocio como el que en su día les dio de comer a manos de su padre, y aunque confiesa que tiene mucho trabajo y por tanto mucha presión, se siente muy orgulloso de lo que hace.
Y es algo por lo que María Pombo le admira mucho, lo ha dicho en muchas ocasiones, y aunque reconoce que a día de hoy Pablo de alguna forma también es influencer, y es evidente que tiene una imagen pública, ella es feliz porque él también tenga su trabajo al margen de las redes y la exposición, pues cree que es algo necesario. Por eso, ella se ha asociado con Márquez, para ser la persona que esté detrás de otros perfiles a los que hacer crecer y poder, con el tiempo, reducir su tiempo frente a la pequeña pantalla de su móvil. Lo tienen todo pensado, y es evidente que les va mejor que bien.