Pablo Alborán y su decisión de dejar el sexo de lado

En estos dos años de parón el artista prefirió centrarse en cultivar aquellas amistades que se resintieron con su meteórico ascenso a la fama

Los amigos siempre están por delante de los ligues. Pablo Alborán, pese a ser un romántico de cuento, decidió que en su parón laboral solo iba a haber espacio para cultivar sus amistades, esas que quizás se resintieron con su ascenso a la fama o hacer algunas nuevas, como la de María Esteve, que también le acompañó en su paso por ‘Mi casa es la tuya’.

Como él dice, en estos meses ha preferido pasarlo bien con sus amigos antes que el “desfogue”, refiriéndose al terreno sexual. Por lo tanto, aunque no ha hecho voto de castidad y se lo ha pasado “muy bien”, no ha sido una prioridad en su vida. Para él tenía más importancia hacer actividades que le habían sido negadas dada su tremenda fama. Quería ser solo Pablo, un veinteañero normal y corriente, con su vida, su deporte, su ocio y sus pequeños placeres tan sencillos como tomarse una cervecita en una terraza sin ser asediado por los fans, o tomar el sol en la playa. Para él, estos gestos se habían convertido en ‘Misión Imposible’, y realmente los echaba de menos.

“Por poner en balanza, en mogollón de situaciones que hemos vivido”, contaba María, “en vez de tener una ‘tontería tonta’ se ha estado riendo con los amigos”. Hay que leer entre líneas para adivinar que eso de “una tontería tonta” que dice la Esteve es lo que cualquier hijo de vecino llamaría “un rollo”. Pablo tomaba la palabra para explicarse y no parecer un monje cartujo. “A ver, ¿a quién no le gusta el sexo? ¿a quién no le gusta disfrutar? Yo me he perdido muchas cosas, que he ganado este año. No voy a hablar lascivamente porque mi madre está viendo el programa, pero yo he ganado en amistades muchísimo más en estos dos años que si hubiera estado pensando en desfogarme”.

Por lo tanto, convertirse en el nuevo Julio Iglesias (en el terreno amatorio) no ha sido una de sus prioridades, muy por encima de eso ha estado reencontrase con aquel Pablo que subía vídeos amateurs a Youtube y al que le perdió la pista cuando se convirtió en una estrella de la música.