El otoño ha llegado lleno de cambios para Lolita Flores. Drásticos, pero positivos y bienvenidos. La cantante y actriz acaba de convertirse en abuela, después de que su hija, Elena Furiase, diera a luz a su primer hijo, Noah, fruto de su relación con Gonzalo Sierra.
Poco antes de este feliz acontecimiento familiar, la miembro del jurado de 'TCMS' tomaba la determinación de cambiar de hogar. Sus requisitos eran claros y nada caprichosos: una vivienda más pequeña y económica que el chalet situado en La Moraleja. Con Elena volando del nido familiar y yéndose a vivir con su novio, Lolita no necesitaba tanto espacio aunque, eso sí, su nueva residencia también debía tener una habitación para que la joven actriz pueda visitarla y quedarse cuando así le plazca.
El hogar de sus sueños lo ha encontrado cerca de la que ha sido su casa hasta ahora. Un fantástico ático de 220 metros cuadrados en un vecindario privado, situado en la privilegiada urbanización de El Soto de La Moraleja, y donde continuará viviendo con su hijo Guillermo.
La hija de Lola Flores vuelve a apostar por un inmueble de alquiler, pero sustancialmente más barato que el chalet, también de alquiler, en el que vivía hasta octubre. De pagar 4.000 euros mensuales, ahora pasará a abonar 3.200 euros cada mes. Y Lolita no puede estar más satisfecha por el cambio.
En su nueva residencia no le va a faltar de nada. Ocupa el último piso de un bloque de cuatro alturas, tiene portero físico, estupendas y amplias zonas ajardinadas, donde relajarse con un libro; piscina, parking interior y al aire libre.
A finales de septiembre, Lolita Flores compartía una imagen en sus redes sociales en plena mudanza. La actriz tuvo que compaginar su apretada agenda profesional con llenar cajas y cajas con sus pertenencias y recuerdos familiares. Tantas que ocupaban todo su diáfano y amplio comedor.