Beyoncé hacía parada en España. Anoche ofrecía el único concierto en nuestro país en el Estadio Olímpico Lluís Companys de Barcelona. Una cita musical que era vital vivirla para nuestros famosos, que aparcaron sus vacaciones y proyectos y se plantaron en la Ciudad Condal sin pensárselo. Queen B presentaba su mayor espectáculo, 'Formation Tour', un acontecimiento no solo musical sino también social, y por lo que podemos ver por sus documentos gráficos durante el concierto, disfrutaron como nunca.
Una galería de imágenes de felicidad: Michelle Jenner haciendo el símbolo de la victoria, Angy vomitando arco iris de la emoción, el colaborador de '¡Qué tiempo tan feliz!', Torito, mostrando orgulloso su entrada, el postureo máximo de Jon Kortajarena, Pelayo Díaz y Hiba Abouk, que ha adelantado que se irá a vivir en breve a París para afianzar su carrera como actriz, los más guapos del recinto.
El espectáculo valió las colas y el precio (entre los 65 y los 145 euros). Un monolito de pantallas led tan alto como un edificio ocupaba el escenario y una pasarela que al final de la noche se convirtitió en una piscina fue el territorio donde Bey reinó y donde defendió con garra un espectáculo de casi dos horas. Desde que sacó al mercado 'Lemonade', su último disco, Beyoncé no ha parado de hacer historia y 'Formation Tour' es el broche de oro a la materialización de su nueva mutación: antes que cantante, madre y mujer, que ha perdonado una infidelidad y que, más importante, se ha perdonado a sí misma. Y, además, está muy involucrada con los problemas sociales y muy orgullosa de sus raíces. Beyoncé dejó claro anoche que su talento es incontestable y que, si no la mejor, es una de las más importantes artistas de la actualidad. Las comparaciones son odiosas, pero Queen B se comió literalmente a Rihanna, quien hace unas semanas dejaba un regusto agridulce en su paso por nuestro país.
Beyoncé está completando su gira europea sin separarse de su marido, Jay-Z, y su hija, Blue Ivy. La cantante es una enamorada de Barcelona y ha pasado varios días alojada en el hotel Arts (siempre se instala en este lujoso alojamiento en primera línea de mar), disfrutando del arte, el clima y la gastronomía de la ciudad. La familia visitó el Parc Güell, y tuvo tiempo para ver exposiciones. Para recuperar fuerzas cenaron en el exclusivo restaurante de cocina fisión japonesa y brasileña, Ikibana, en la zona alta de la ciudad.